Koldo Pizarro Asporosa nos parece un tipo fiable y un gran profesional cocinero. La aseveración viene a cuento porque en estos días informó a sus clientes que sus precios iban a aumentar entre 3.000 y 5.000 guaraníes. Una práctica que no es común en nuestro ambiente gastronómico ni en el comercio en general. Y además explica la razón de sus precios, que para los productos que vende, son muy atractivos.
«El lomito de 37.000 subieron a 53.000, la rabadilla de 39.000 a 40.000 y algo, la entraña de 24.000 a 32.000, intenté aguantar durante dos semanas y era imposible. De momento no he tocado el precio con la tapa cuadril», comenta Koldo a manera de explicación. El se dedica a la producción de hamburguesas y sandwiches y sus precios están entre 15.000 y 25.000 guaraníes.
Sus precios aumentaron entre 3.000 y 5.000 guaraníes, según el producto. Y no es común encontrar profesionales y empresarios del sector gastronómico que anuncien e informen del aumento de sus precios y de la razón. Aunque en esta época del año se encarecen muchas materias primas y se da como una situación inevitable.
«En España, en el restaurante de mi padre, 15 días antes, se informaba que iban a ver aumentos en los precios, en la pizarra. Yo lo comunico por eso, y quiero que la gente vea que soy fiable, es una forma de mostrar que si digo que mi producto es de lomito, es lomito o es tapa cuadril», dice el cocinero.
Koldo tiene un negocio que se dedica a la venta por delivery y take out. Sus precios son muy atractivos considerando la calidad del producto. Es un conocido chefs que tiene una larga experiencia en restaurantes. Este año, en medio de la pandemia, se abrió camino encarando su propio proyecto y después de un traspié inicial ahora su actividad está retomando fuerza. Es uno de los pocos renombrados chefs que se dedica a este menester y a precios bastante accesibles. Podría decirse que sus productos llevan firma. Son productos de autor.
«Es una política que siempre intente, precios asequibles y buen producto, tenemos pocos gastos operativos. Estoy con un carrito lomitero en mi casa en el barrio Los Laureles. Me está costando. Intento usar productos buenos, los mejores cortes de carne, puedo jugar con el precio porque no tengo empleados, mi producción es muy limitada, hago lo que voy a vender en el día, vendo cuarenta y hago cuarenta. Es otra forma de llevar el negocio», cuenta.
Pero eso está mejor explicado en un posteo que levantó en sus redes sociales. «El precio de un producto no siempre va relacionado a la calidad de este. Me explico, el precio de un producto final es la suma del valor de sus ingredientes (hablamos de hamburguesas) costo operativo y los beneficios que se pretendan.
“Yo puedo trabajar los mismos ingredientes misma calidad de estos y tener un gasto operativo inferior y mis pretensiones de beneficio ser menores. Si yo no tengo empleados, no pago alquiler mi gasto operativo es casi nulo. Otros al abrir la persiana ya tienen que cubrir alquiler, salarios, etc.
“Es la pura realidad y es la tendencia actual dada la situación, mínimo gasto operativo, menor costo, igual calidad de ingredientes y menor facturación controlada por ínfimo stock. Apuesto a ello, con producción diaria y acorde a lo que yo pueda manejar y no por ello mi producto es de menor calidad», dice finalmente.