Se trata de una actitud solidaria, especial para esta época de pandemia. Cualquiera que vea que en los letreros de Santa Fe, haya empanadas pendientes, puede comer hasta dos, gratuitamente. Están pendientes porque los pagó algún cliente, esperando que alguien con hambre o sin dinero, pueda disfrutar de ellas. La iniciativa se copió de una práctica que hace varios años nació en Italia con el café y que se emuló con éxito en varias ciudades del mundo. Aquí tuvo, sin embargo, innovaciones interesantes.
El mecanismo funciona de la siguiente manera. Los clientes de Santa Fe, al comprar empanadas para su consumo, puede adquirir otras a manera de solidaridad, como donación para que otros puedan consumirlas. Quedan pendientes hasta que venga alguien a pedirlas gratuitamente. Los clientes pueden donar la cantidad que deseen, incluso los que solicitan sus pedidos por delivery.
Las empanadas donadas son anotadas en un tablero, bien visible en cada local de la marca. Cualquier persona, no sólo los indigentes, pueden acceder a dos empanadas gratuitamente. Están pendientes hasta que alguien se presente a solicitarlas. La empresa, por cada empanada donada por los clientes dona otra empanada. Si en el tablero llega a acumularse 50 empanadas sin ser retiradas, la totalidad es entregada a un albergue infantil o a un centro de la tercera edad.
La idea fue tomada por Danny Yubi, propietario de Santa Fe Empanadas de una antigua práctica filantrópica nacida en Nápoles, Italia. “Nunca salió de mi cabeza que podía ser una buena idea para nosotros y en este tiempo que nos encerramos, vi tanta gente con necesidades y así maduró la idea que se plasmó en lo que llamamos Empanada Pendiente”, dijo al explicar el origen de esta iniciativa.
Pero no fue sólo una copia sino que además una gran evolución. Esta iniciativa se hizo sólo con café y ahora pasa a otro tipo de producto, y podría extenderse a diferentes ítems de consumo. Otra innovación, en esta materia, es que Santa Fe, por cada empanada donada por los clientes agrega una más, dando así una vuelta de rosca a esa iniciativa de solidaridad. “Fue un éxito sorprendente, antes del primer día ya tuve contactos para donar, estoy muy sorprendido por esta campaña”, agregó luego.
Esta campaña se basa en una práctica filantrópica que se inició en Italia hace más un siglo. Cuando un obrero tenía algo que celebrar, bebía un café y dejaba otro “sospeso” (en espera) para quién viniese luego y no pudiera pagarlo. Era un acto de solidaridad totalmente anónimo. Esta práctica adquirió trascendencia, hace algunos años a raíz de su divulgación en las redes sociales, y se imitó con éxito en varios países, incluso en Chile y la Argentina. En Italia recibe el nombre de Café Sospeso, que fue castellanizado como Café Pendiente, de ahí lo de la Empanada Pendiente.
El tema incluso dio origen a un filme documental titulado “Café pendiente” que se estrenó en el 2017, dirigido por Rolando Santos y Fulvio Iannuci, una coproducción de Argentina, Estados Unidos e Italia, que con los títulos alternativos de Caffè Sospeso y Coffee for all puede encontrarse en Neflix.
«Dos empanadas, puede salvar el almuerzo o la cena de una persona», como nos decía Danny. Incluso, ya tuvieron oportunidad de llevar las que quedaron pendientes, a varios albergues de niños y de ancianos. Las buenas ideas hay que copiarlas. Estamos seguros, que la innovación que introdujo Santa Fe Empanadas al original Café pendiente, puede encontrar émulos, y no solo en el país.