En Buenos Aires, su restaurante tuvo y tiene un éxito fenomenal. Aprovechó esa circunstancia para invertir en nuestro país porque quería conseguir aquí ese mismo logro. Realizó una gran inversión, le iba bien, hasta que llegó la pandemia. Recurrió al BNF para solicitar la ayuda financiera que el Gobierno ofrecía. Pero le negaron el crédito porque los un año y ocho meses de antigüedad que ya tenía no alcanzaba los dos años que le exigían como requisito.
Christian Franco, es el típico caso del paraguayo, que con una mano adelante y otra atrás, emigra al extranjero para poder sobrevivir. Y como a muchos, el éxito le sonríe allende nuestras fronteras y quiere ser también profeta en su tierra. El Antojo, que así se llama su restaurante en la capital argentina, fue elegido número uno por tener la mejor milanesa de bodegón de la ciudad. Se hizo súper famoso, allá y aquí.
Hizo una gran inversión en nuestra ciudad y sobre Palma casi Nuestra Señora abrió hace un año y ocho meses El Bodegón que pronto se ganó el favoritismo de la clientela. Hasta que llegó la pandemia y como todos tuvo que cerrar y arreglarse para tratar de sobrevivir. Solicitó al Banco Nacional de Fomento un préstamo dentro del marco de los programas ofrecidos por el Gobierno para ayudar a las pequeñas y medianas empresas. Pero ocurrió lo que se menciona más arriba y la queja no se hizo esperar.
“Me calenté mucho. Es la burocracia paraguaya. Me faltaban dos meses para cumplir el requisito. Todos mis papeles están perfectos, mis trabajadores están inscriptos en el IPS, pago regularmente mis impuestos. Acá vienen senadores, diputados y jueces a chupar hasta las cuatro y les atendemos bien. Pero cuando necesitas, nadie te conoce, el día de mañana les voy a mandar a…”, nos dice a través del teléfono.
Y sigue “los que nos gobiernan nos decepcionan, para mí que deben haber muchas pymes a las que tampoco les dan y a otros sí porque son amigos de los autoridades. A muchos empresarios gastronómicos les pasa lo que a mí. Y esto me decepciona, porque uno quiere dar trabajo, crecer y en este caso seguir. Yo podía haber pedido 1.500 millones pero solo solicité 300 millones para enfrentar esta pandemia. Cuando nos instalamos, Gastrocenter nos otrogó un crédito de 200 millones para equipar nuestras instalaciones y pagamos la cuenta con los ingresos, sin muchas exigencias”.
“Yo no tiré la toalla, sigo laburando. Yo vivo al día. En Argentina somos número uno en venta por delivery y de todos lados me están pidiendo una franquicia. En Paraguay, no te ayudan para crecer y cuando vienen los extranjeros le ponen alfombra roja. Como paraguayo esto te decepciona profundamente. ¿Cómo voy a querer seguir invirtiendo en mi país?”, se pregunta a continuación.
En Paraguay, no te ayudan para crecer y cuando vienen los extranjeros le ponen alfombra roja. Como paraguayo esto te decepciona profundamente. ¿Cómo voy a querer seguir invirtiendo en mi país?
Y finalmente dice. “Soy sinónimo de emprendedor. No es fácil. Implica sacrificio, muchas horas sin dormir, llega fin de mes y tenés que cumplir con los empleados. Arriesgas un capital que te lleva juntar toda la vida, pagas impuestos. Invito a los políticos, a que hagan un proyecto y sin licitación de por medio, puedan llevarlo adelante y subsistir a pesa de todos los imprevistos que implica tener una pyme. Abran sus empresas y sosténganla en el tiempo. Asuman tener juicios laborales, embargos, patear hacia adelante cheques, pagos, cumplir con los empleados, ponerse en el lugar de ellos. Intenten crear empleos y traten de ayudar a otros a progresar dignamente. Por favor apoyen a las pymes y a los emprendedores”.