A pesar del vendaval que se vino el sábado, la gran fiesta cultural japonesa desarrollada en el Centro de Convenciones Mariscal, terminó con el éxito que esperaban los organizadores, tanto porque cumplieron sus metas de asistencia de público, como por el hecho de que colmaron sus expectativas respecto a las ofertas gastronómicas que hubo en la oportunidad. Los espectáculos artísticos, algunos venidos del Japón, no se quedaron atrás.
El sábado pasado se realizó el evento denominado Nihon Matsuri, la mayor fiesta de la comunidad japonesa en nuestro país. Se trató de una jornada cultural en la que desarrollaron diversas manifestaciones entre ellas la gastronómica. Esto dio lugar a una gran feria de comidas tradicionales del Japón que convocó a un numeroso público, entre ellos nacionales y descendientes nipones.
La actividad se inició al mediodía. Cada hora había diferentes programas artísticos y religiosos. Pero la feria de comidas era constante y permanente. Nos acercamos al lugar, poco después del mediodía y pese al intenso calor reinante, había una respetable cantidad de público asistente. El local tiene aire acondicionado en todos sus espacios cerrados pero aún así la canícula se hacía sentir intensamente.
Hubo mucha variedad de ofertas gastronómicas. Alcanzamos a probar el asadito de Wagyu presentado por Delicias Japonesas y luego en un grupo de voluntarias nos invitaró una hamburguesa (sin carne) y un hot dog en versión japonesa y de postre unos macarones de té verde y otro producto de una mezcla de cacao con café. Con eso completamos la vianda que llevamos encima. Gracias a Takako Ito (japonesa) y Mika Nishijima (nikei) el resto de nuestro periplo se limitó simplemente a la observación.
Esto nos permitió comprobar que el producto más apetecido fue el Takoyaki. Se formaba fila para acceder y ni siquiera por curiosidad estábamos dispuestos a este pequeño sacrificio y sobre todo con el peso extra en nuestro estómago. Se trata de unas pequeñas bolas a manera de bombitas de queso o de albóndigas que se preparan con una masa de harina de trigo, agua, trozos de pulpo, jengibre encurtido troceado, alga, etc. El segundo lugar de las preferencias ocupó el Yakitori, pollo a la parrilla cocinado como nuestros asaditos callejeros. No podemos dejar de mencionar el sushi, yakisoba y el caldo ramen, entre otros.
En nuestra observación, también pudimos notar que los precios eran muy accesibles, más que los eventos similares que se realizan en la ciudad. Claro que hay que hacer notar que este evento no tenía fines de lucro y estaba organizado por el embajada del Japón y los Asociación Japonesa de Asunción, con la participación de la asociación de los residentes que generalmente organizan estos eventos a manera de voluntariado.
Terminado nuestro periplo, tuvimos que sentarnos, un poco por el sobre peso que tenemos más el agregado del día, pero más que nada para tomar aire, aire acondicionado. Encontramos lugar al costado del escenario dispuesto en el salón principal en momentos en que comenzó a actuar Wa-League, un conjunto de taiko (tambor japonés) que vino directamente desde el Imperio del Sol Naciente (que viejazo). El espectáculo fue todo un espectáculo. Eso ya justificaba de sobra los 20.000 guaraníes de entrada. Hubo otros espectáculos, pero solo los tambores quedaron retumbando en mi espíritu.
Salimos del evento con el tiempo suficiente como para ir a ver por televisión la final de la Copa Sudamericana que se disputaba en la Nueva Olla Azulgrana. Así, por la tele pudimos ver el vendaval que cayó sobre el estadio y sobre la ciudad. Al día siguiente recién caímos en la cuenta de que también la lluvia cayó sobre el Nihon Matsuri, pero nos dijeron que si bien mojó, la lluvia no aguó la fiesta, ya que los organizadores terminaron contentos porque la asistencia superó las expectativas que tuvieron y no faltó la comida. Bien por ellos, pero nosotros todavía rumiamos nuestra falta de iniciativa. Hubiéramos traído unos cuántos Takoyakis a casa.