Con una mezcla de cocineros experimentados y novatos arrancó anoche la cuarta temporada de MasterChef Paraguay Profesionales. Fueron preseleccionados 50 candidatos y ayer clasificaron para estar en la final seis postulantes y en los próximos programas se completará el cupo de 18 concursantes que competirán por el título MasterChef Paraguay. Esta vez, el programa promete una verdadera competencia gastronómica.
Parte de esa competencia ya se vivió ayer en la primera selección de concursantes finales. Los 50 preseleccionados tenían que competir entre sí y fueron divididos en grupos de tres del que resultaba un ganador. Sin embargo, en la tercera tanda clasificaron los tres participantes debido al gran nivel de sus presentaciones. Si bien es cierto que los cocineros se conocen todos entre ellos, estos tres llegaron incluso a ser compañeros de trabajo y son buenos amigos.
Víctor Mármol de la Cueva, más conocido por Pablo Mármol, Rodrigo León y Osvaldo Villalba, llegaron a trabajar juntos en Mburicao. Los últimos lo siguen haciendo mientras que el primero está en la cocina de la cervecería Palo Santo. Debían hacer un tema libre utilizando como ingrediente principal los mariscos. Pablo hizo paella, Osvaldo una cazuela y Rodrigo un risotto. Los del jurado quedaron maravillados por la presentación y el sabor de los platos aunque les asaltó alguna duda y tuvieron que probar de nuevo la paella. Al final, los tres fueron seleccionados para integrar el plantel que competirá en las cocinas de MasterChef.
Otro caso llamativo fue el de los hermanos Riveros, Waldi y el Negro, que trabajan juntos en el servicio de catering que tiene el segundo de los nombrados. Pero compitieron en grupos diferentes, el primero contra Sergio Cruz, un español que hace pocos años recaló en nuestro país y Elvira Ferreira, una paraguaya que aprendió a cocinar en España, hasta donde fue en busca de mejores condiciones económicas.
Gabriel Riveros, más conocido como el Negro Riveros, se clasificó ante Diego Florentín, un formoseño que vino para la competencia y ante Gonzalo Robles, un mexicano que vino a hacer una pasantía con Leyzman Salim para aprender a asar novillos enteros. Tuvieron que cocinar nada menos que corazón de vacuno, un ingrediente seleccionado seguramente para complicar un poco la experiencia que los nombrados tienen con el fuego.
También clasificó anoche Lizzi Piñanez, una cocinera de televisión (participó en varios programas). Ella se enfrentó a Rubén Coronel, un joven cocinero independiente y a Liliana Quiñonez que trabaja en una fundación. La consigna de ellos fue cocinar algo con pollo como elemento primordial.
La primera conclusión que se puede realizar es que la calidad gastronómica de los competidores subió exponencialmente con respecto a las temporadas anteriores que fueron realizadas con cocineros amateurs. Ahora la competencia podrá centrarse más en la capacidad y creatividad de los concursantes, no tanto en sus errores. Y la comunidad gastronómica local que asiste a las transmisiones televisivas podrá disfrutar del atractivo que siempre implica ver como cocinan platos atractivos, ingeniosos, creativos y nos imaginamos también sabrosos.
La segunda conclusión que se nos ocurre, es que no participaron o no fueron seleccionados todos los cocineros profesionales de nuestro medio que pudieron haber tomado parte de este evento. Entre los 50 preseleccionados vimos muchas caras conocidas y reconocidas profesionalmente y muchas que no tienen figuración en el firmamento gastronómico local. Estaban entre otro, Peta Ruger (youtuber), Julián Endara (El Hormiguero), Carolina Ronquillo (Barbacoa Peruana), Nadia Asad (delivery de comida paquistaní), Walter Ferreira (Kaiseki), Juan Avila (El Dorado), entre otros.
Uno de los que más pergaminos tiene es Julián Endara, un cocinero colombiano que desde hace varios años transita por nuestro país y que trabajó como Jefe de Cocina del restaurante Mburicao y actualmente es el chef ejecutivo de El Hormiguero Raw Bar. Es muy respetado en el ambiente profesional y tiene mucha participación en los diversos eventos gastronómicos que se realizan en nuestro país.
Cuando indagábamos con algunos cocineros profesionales acerca de si iban a participar o no en esta competencia de MasterChef, mucho adujeron tener dificultades con el horario, ya que grabar los programas implica estar disponible dos o tres días a la semana y se les hace difícil compaginar con sus horarios de trabajo, máxime cuando no reciben ninguna paga por ello. Claro que el premio solo llega para el ganador, estimamos que será más elevado que el que fue destinado para los cocineros amateurs.
Pero también pudimos notar que muchos no se quieren exponer a la competencia, por temor a la derrota, ante sus colegas. Pasó algo similar con el Campeonato Nacional de Decoración de Tortas, que establecía un atractivo premio para los concursantes pero aun así no llamaba la atención de los reposteros profesionales.
En fin, comentarios aparte, esta temporada de MasterChef promete ser la más atractiva de todas y los televidentes aficionados o no a la gastronomía tendrán la oportunidad de asistir a un programa de entretenimiento cuyo ingrediente principal será algo al que prestamos mucha atención todos los días: la comida.