otra del piano
Piano Bar
El pequeño salón del local está dominado por el piano de cola, que aparece mucho más imponente ya que fue convertido en una mesa, en una barra donde los clientes pueden sentarse a disfrutar de la cercanía del artista.

Se enamoraron del concepto hace unos años en Madrid. Allí asistieron a varios locales y les asaltó la famosa pregunta ¿Por qué lo que este tipo de bares no existen en Paraguay? Se quedaron con el bichito dentro y de vuelta al país se propusieron elaborar un proyecto. De eso, hace casi dos años. Pero en enero de 2019 pusieron manos a la obra y en agosto dieron a luz a Alcalá, piano bar, un homenaje y un pedacito de la capital española en nuestro país.

Mauricio Vasconcellos Peña (29) estaba realizando un postgrado en el corazón de la Madre Patria y pidió a su hermano Marco (32) que lo visitara ya que necesitaba de su ayuda. Jóvenes como son habrán curtido la noche madrileña. “Había un montón de pianos bar y nos sorprendió la cercanía del artista con la gente”, nos comentaba Marco quien hizo referencia a Tony 2, el más rancio y espectacular de los que existen en Madrid.

Yo pensaba en un piano bar y me imaginaba música clásica, con un pianista subido a un escenario, y lo que vimos era algo totalmente casual, distendido sin muchos códigos, el repertorio era de música popular, todo el mundo cantaba y coreaba. ¿Que tan difícil puede ser hacer esto?, nos preguntamos”. Y así surgió la idea de Alcalá piano bar, ubicado en la esquina de Lillo y Dr. Morra.

Todos los días de miércoles a sábado, a partir de las 20:00 se abre el local y van hasta las 02:00 y los fines de semana hasta las cuatro de la mañana. El show comienza a las 22:00 los miércoles y jueves y a las 23:00, los viernes y sábado. Sady Recalde e Isaac Pereira son los artistas fijos y se turnan para tocar y cantar, en turnos de media hora. Pero la verdadera estrella del lugar es el piano Steinway de 1.921 que alargó su cola y se convirtió en una mesa y barra donde están los sitios Premium del lugar. Unos 12 privilegiados lugares que no pueden ser objeto de reserva sino que se ocupan de acuerdo al orden de llegada.

fachada local
El nuevo local, se inauguró hace un mes, está ubicado en Lillo esquina Dr. Morra. El concepto de piano bar, es toda una novedad en nuestro medio.

El piano convertido en barra, domina la escena en el salón del local, alrededor suyo se encuentran ubicadas las otras mesas y sillas y en uno de los extremos las barra convencionales. Tiene un espacio abierto hacia la ochava de la calle y en conjunto puede albergar a 100 personas cómodamente sentadas y a 150 un poco apretujadas.

Los hermanos Vasconcellos no tienen ninguna experiencia en este tipo de negocio o a otros relacionados con la gastronomía o el mundo de la noche. Pero, se hicieron asesorar bien antes de emprender el proyecto. Los estudios determinaron que con la locación que eligieron en el barrio Carmelitas deberían dirigirse a una clientela del segmento socioeconómico medio y medio alto.  El rango de edad que calzaba mejor con la idea era el de las personas mayores de 30 años de edad.

“Nosotros apuntamos al público mayor de 30 años. Creemos que ese público actualmente se encuentra huérfano en la ciudad, no tiene muchas opciones para su salida de noche. Yo estoy dentro de ese rango y no estoy como para una salida de intensidad alta como es lo que ofrecen ahora la mayoría de los locales, y encontrar lugares donde haya solo gente de mi edad es bastante difícil”,  nos decía Marco.

El miércoles que estuvimos por el lugar, no había un alma en la calle, quizás por el fresco que reinaba, pero en Alcalá un medio centenar de personas estaba disfrutando de la música. La mayoría era gente que aparentaba menor a 30 años y mujeres. El repertorio que se escuchaba pertenecía casi con exclusividad a la música popular. Escuchamos música en español e inglés, en general temas melódicos. Identificamos algunos de Fito Páez, Alejandro Lerner, Charlie García, Joaquín Sabina, Andrés Calamaro, Beatles, Credence Crearwater Revival y nos dijeron que también están en el repertorio autores como Cold Play, Sting, The Kills, en fin muchos del siglo pasado.

No pudimos quedarnos hasta el final de la jornada pero nos contaron que a eso de 01:00 am llega una nueva tanda de clientes, todos ya “cenaditos” y con ánimos de seguir la movida. Y a esa hora, no sabemos en realidad si es por la hora o por otra razón, comienzan a cantar en grupo, a corear las canciones, casi todos encima de los artistas, y eso fue lo que dejó más impresionados a los hermanos Vasconcellos en sus incursiones nocturnas en Madrid.

Los hermanos
Los hermanos Vasconcellos, Marzo (32) izquierda y Mauricio (29) trajeron el modelo de piano bar porque lo habían visto en sus incursiones nocturnas en Madrid y quedaron encantados.

Allí no se escucha jazz, blues ni clásicos. Mucho menos regaeton o cosas por el estilo. Pero no descartan que en el futuro se hagan noches temáticas con alguno de esos estilos y que además cuenten con artistas invitados. De momento quieren consolidar la identidad del local asociándolo a un local donde se escucha música “tranqui” en modo distendido dirigido a clientes de 30 años para arriba. Pendex abstenerse.

También buscaron asesorarse bien en cuanto a la gastronomía. Apelaron a una carta muy corta y sencilla. Casi todos platos para compartir. Picadas. Fue elaborada por el chef Fabián Delgado quien puso énfasis en las elaboraciones a la plancha y al horno con poco uso de frituras y abundancia de verduras. Papas en salsa, bastones de muzzarela apanados con Panko, croquetas de queso crema, tablas de quesos y jamón serrano, sándwich de tapa cuadril corte que se puede comer también grillado.

Tiene un pequeño apartado de tapas, como homenaje también a los pianos bar de Madrid. Se puede encontrar de jamón serrano, de salmón, una de romesco, queso Fontina y nueces, de tomates secos, otra de palta, jamón, huevo y cilantro y una de camarones salteados y crocante de panceta. “Ponemos énfasis en la calidad de la comida, la gente tiene mucha tolerancia no espera mucho de la comida de un bar, espera una comida regular, y allí queremos marcar un punto fuerte, queremos ser un bar con una comida de excelencia y según el retorno que tuvimos de todos los clientes lo estamos logrando. Quisimos romper con ese estigma de que en un bar no podes ir y comer bien”, acota Mauricio.

otra del piano
El viejo Steinway, data de 1921, luce ahora en todo su esplendor. Le agregaron más cola y la convirtieron en una mesa, donde los clientes pueden disfrutar mejor de su sonido.

Para beber hay de todo. Pero en materia de bebidas el fuerte de la casa son los tragos. Hay tragos clásicos y tragos de autor a cargo del barman Alejandro Ayala. La carta trae una pequeña guía para el consumidor donde se brinda información acerca del tenor de las bebidas: dulce, amargo, cítrico, etc. Hay un apartado especial para el cocktail del momento: el gin tonic. También tienen ofertas de otros destilados como el whisky, en una amplia gama; ron y tequila. Por supuesto, una variedad de vinos y espumantes. Los precios en general son bastante accesibles, normales se dirían.

De momento, comenzaron con el viento a favor, pero habría que ver si son o no víctimas de la moda que afecta a los nuevos locales o si efectivamente saben comunicar lo que pretenden: Tener un local con el cual puedan identificarse un amplio sector de la ciudadanía, mayores de 30 años que no tienen un lugar pensado exclusivamente en ellos y para ellos. De momento para nosotros, la música: el piano y los artistas son apenas como elementos que definen el concepto, pero si además logran que los artistas sean un atractivo principal podrían llegar a una veta que muy pocos han alcanzado.

Si te gustó el contenido, compartilo :)

Deja una respuesta