Es como si el título de MasterChef Paraguay, tercera temporada, lo estuviera esperando. Es que desde el inicio fue el competidor que lucía las mejores condiciones y lo fue reafirmando a medida que avanzaba la competencia. Por eso Joaquín Alcorta fue el primero en clasificarse para las finales. Se enfrentará con Fernando Fabio que anoche dejó atrás a Isaías Ledesma. La lógica dice que él debería ser el próximo MasterChef Paraguay, salvo que ocurran imponderables.
Imponderables como los que sufrió el mismo Alcorta anoche durante la primera prueba. La masa sablee de su Saint Honoré, un clásico de la repostería francesa, se le cayó al piso cuando faltaban pocos minutos. Pero logró improvisar con algunos restos que le quedaron y al final su plato fue el mejor y eso le dio derecho a pasar directamente a la final, mientras que en una segunda vuelta Isaías y Fernando se enfrentaron para definir al eliminado de turno.
La final entre Joaquín y Fernando pondrá frente a frente a dos personalidades distintas que en cierta manera definen sus características gastronómicas. Joaquín, 33 años, es diseñador gráfico. Fernando, 43 años, es chofer de grúa. El primero apunta más a la creatividad y a la buena presentación de los platos. El segundo, a la meticulosidad, a la precisión, al no entregarse. Joaquín tiene más rodaje gastronómico, de hecho es la segunda vez que participa en MasterChef; en cambio Fernando está hecho en la lucha de la cocina cotidiana familiar.
Si la prueba final los pone frente a una consigna de la gastronomía moderna que implique la utilización de técnicas modernas y elaboraciones complicadas, probablemente favorezca a Joaquín, pero si por el contrario se elija una que tenga que ver con la cocina tradicional paraguaya o un plato popular, la balanza se puede inclinar a favor de Fernando. Ambos son muy serenos a la hora de trabajar y coincidiendo con la naturaleza de sus actividades profesionales, Joaquín es desordenado mientras que Fernando un ejemplo de orden y pulcritud.
Es la tercera vez consecutiva que MasterChef Paraguay pone en la final a los candidatos, que mucho antes ya habían insinuado que llegarían a la final. Lo cual nos demuestra que hay muy poco espacio para las sorpresas. Así ocurrió con María Liz Ocampos y luego con Nancy Talavera. La final entre Joaquín y Fernando no solo es un resultado lógico de lo que representó la competencia sino además fue lo más justo. Ambos fueron los que mejores pergaminos exhibieron. Joaquín por sus condiciones naturales para la cocina y Fernando por su perseverancia por su disciplina. La conjunción del carácter de ambos podría dar como resultado un cocinero ideal.
El que ayer quedó atrás fue Isaías Ledesma, el joven ovetense que hace unos seis programas venía coqueteando con la eliminación. Zafaba porque a sus innatas condiciones se le unió muchas veces la suerte. Anoche tuvo que enfrentarse a una consigna que no daba lugar a las improvisaciones a las que nos tenía acostumbrado: tenían que cocinar un plato de entrada y un plato de fondo, con pulpo. Un producto que ni él ni Fernando habían cocinado antes. Isaías incluso confesó que le tenía un poco de miedo.
Aun así, los dos superaron la prueba más difícil a la que enfrenta un cocinero a la hora de preparar un pulpo: la cocción. Ni dura ni chiclosa la carne del pulpo les salió a punto. Pero de allí en adelante no supieron manejar un producto, que hoy día es puntal en la alta cocina, y que es motivo de lucimiento para los profesionales gastronómicos. No supieron aprovechar las posibilidades de presentación que brinda sus tentáculos. Tampoco superior elegir el acompañamiento adecuado y ambos recurrieron a papas sin mucha elaboración.
Isaías hizo de entrada un ceviche y Fernando una sopa, pero más allá de una visión primaria las imágenes de televisión no permitían ver más que eso. La decisión final fue muy ajustada según informaron los miembros del jurado, sin embargo la decisión de eliminar a Isaías se tomó por unanimidad.