El Centro Garofalo recibió el reconocimiento oficial del Ministerio de Educación para otorgar el título de técnicos a los egresados de la carrera de sommelier que está implementando desde hace tres años. Dicha tecnicatura exige cursar un número de horas de clases teóricas y prácticas obligatorias para acceder al título. La carrera de sommelier de Garofalo cuenta con el padrinazgo y apoyo de importantes instituciones del extranjero.
Garofalo es pionera en nuestro país en la formación de sommelieres. Fue la primera institución en dedicarse a este tema. Sarita, su directora recuerda que cuando quisieron implementar la carrera, averiguó que había sólo tres profesionales en el país, aun cuando ya existían numerosas importadoras de vino. “Así comenzamos”, nos dice y actualmente ya existen ocho egresados de esa iniciativa.
En el 2019 arranca el primer año para todos los interesados en la carrera de sommelier y será el segundo año para los que comenzaron a estudiar en el 2018. “Va tomando el ritmo de una academia, de una escuela”, acota Sarita Garofalo. Para obtener la tecnicatura se tiene que cursar cuatro semestres, con un total de 250 horas de práctica, en hoteles o restaurantes. Las clases comienzan en la primera semana de abril, se dictan todos los martes para los de segundo año y todos los jueves para los del primer año, en ambos casos en horas de la noche.
La carrera del Centro Garofalo cuenta con el apoyo y el padrinazgo de la escuela de sommelieres Malvinas Argentinas, de la ciudad de Mendoza, República Argentina, y de la Universidad de Vera Cruz, México, a través del contacto con ULADES (Unión Latinoamericana de Instituciones de Educación Superior), entidad de la cual el Centro Garofalo es socio fundador, según nos comentó Sarita.
La carrera está a cargo de Alejandro Sciscioli, quien fue el mejor egresado de la primera promoción de sommelier formados en nuestro país y que culminaron sus estudios en el 2016. “Lo más complicado aquí en Paraguay es la parte de servicio. El sommelier no es el personaje cool que habla mágicamente frente a la mesa cautivando al auditorio. En realidad es básicamente en un personal de servicio y tiene que servir a la mesa. Por ahí empieza todo, es un comunicador del vino pero es un personal de servicio y como tal tiene que estar en servicio durante cualquier evento. Básicamente, ese es el cambio de chip que estamos inculcando a todos los alumnos que están empezando con nosotros”, dice Alejandro respecto a su papel docente.
En los cuatro semestres que dura la carrera, en las clases prácticas se realizan cata a ciegas, con un mínimo de tres vinos. Se trata de abarcar todas las variedades y se busca que el alumno trate de identificar las variedades, el clima del cual proviene y en lo posible establecer su procedencia. El programa de estudios va más allá del vino, ya que incluye también el conocimiento acerca de cervezas, destilados e infusiones. “Otro tema que lleva mucho tiempo es la armonización, que se llama maridaje, es decir la interacción entre las comidas y las bebidas”, comenta más adelante.
Como parte de la carrera, los alumnos que terminaron el primer año de la tecnicatura realizarán del 25 de febrero al 1 de marzo un viaje de estudios a Mendoza, Argentina. Quince alumnos tendrán la oportunidad de conocer bodegas, y tener un acercamiento para ver in situ como se elaboran estilos de vinos, en función al suelo y al clima. Además se está previendo que los alumnos reciban un seminario especial sobre servicio.
El Centro Garofalo es un instituto de enseñanza de cocina que ahora se está bifurcando hacia una rama que tiene mucho que ver con la gastronomía como lo es el mundo del vino. En la primera camada de sommeliers, que estudiaron dos años, egresaron ocho profesionales. En el primer curso de la carrera que comenzó el año pasado se anotaron 12 postulantes. “Estamos priorizado la consolidación de la carrera, con esto de la obtención de la tecnicatura, no lo vemos como un negocio, por lo menos hasta que esto se posicione”, nos dijo finalmente Sarita Garofalo.