A estas alturas, trascurrido el primer tercio del programa español MasterChef, la compatriota Sally Caballero y Carlos el otro favorito a ganar, sacan varios cuerpos de ventaja a los demás participantes y entre ellos ya se desató una amistosa lucha interna. «Me lo tengo que sacar de encima», dijo ella. «Sally es la rival más fuerte», dijo él. Salvo imprevistos y sorpresas son dos de los que pueden llegar más lejos.
“Tengo una fuerte rivalidad profesional con Carlos”, dijo nuestra compatriota. “Que feo” dijo bromeando cuando él comenzaba a emplatar lo que había preparado en la ronda de eliminación, la primera en la que participa desde que comenzó el programa. “Yo a Carlos lo quiero muchísimo, cocina bastante parecido a mí, pero estoy deseando que se vaya ya, que vea lo que es una prueba de eliminación”.
“Es un enemigo muy fuerte y yo quiero llegar bastante lejos. Todos los días cuando me levanto le digo: deseo que te vaya mal. Literalmente, me lo tengo que quitar encima”, dice la paraguaya desde la tribuna en la que asisten los salvados de la ronda de eliminación. Es la segunda semana consecutiva en la que Sally obtiene un pase libre para la siguiente ronda del programa.
“Mírale a Sally”, dice Carlos sabiendo lo que nuestra compatriota está pensando. “Tenemos una lucha interna, es un enemigo muy fuerte en el programa. Es preparadísima, ¡cómo deshuesa el pollo! Pero yo me veo todos los días aquí, yo me veo ganador”, agregó muy confianzudo.
Son los dos que más capacidad demostraron en lo que va del MasterChef España. Sally en su destreza en la cocina y conocimientos de gastronomía; Carlos en su originalidad y creatividad a la hora de crear y presentar sus platos. Son indudablemente los favoritos a ganar y si todo marcha como se supone, lo que resta es definir quiénes del resto de los competidores llegarán a las instancias finales, con ellos.
Aunque en el programa de ayer, uno de los miembros del jurado, Jordi Cruz le dio un toque de alerta a Carlos. “Lo peor que te puede pasar a esta altura del programa es que te confíes demasiado. Te hemos dicho que eres muy bueno, pero no te despistes”. Sally también recibió una observación porque uno de sus platos fue sencillo en demasía y sin gran sabor.
De todas maneras, Sally y Carlos tuvieron ayer puntos muy destacados. En la prueba por equipos, ella fue la más destacada. Tuvo que preparar unas 100 tapas, pequeños bocados, de alcachofa, rellenos con yemas de huevos de codorniz. Y se portó estupendamente. “Tu tapa era la más difícil, te he visto correr como una loca, has ayudado a todo el equipo, te felicito yo y todo el jurado”, le elogió Pepe Rodríguez.
Por su parte, Carlos se mandó un platazo en la prueba de eliminación. El reto de los competidores era que debían aprovechar los restos o las sobras de los productos que habían usado en la prueba de eliminación, cocina de aprovechamiento como le llaman. Con eso armó un plato fino y elegante. “Estoy alucinada”, “es perfecto”, “súper equilibrado”, fueron algunos comentarios que deslizaron los miembros del jurado.
El programa de anoche nos permitió conocer algunas facetas de la vida personal de Sally. Como la edición de ayer estuvo dedicada al amor, recibió una carta de su esposo, que la hizo de llorar de entrada y después comentó que entre ella y su marido existe una distancia de 26 años. “Hay mucha gente mala, que piensa que entre nosotros por esa diferencia de edad no puede haber amor”, se quejó.
Después viendo una foto comentó: “Mi marido perfecto, mi hija perfecta, mi familia perfecta. Es todo tan perfecto en mi vida, me ha costado tanto” manifestó entre sollozos dando gracias a los productores del programa por la agradable sorpresa. Los participantes del programa viven literalmente encerrados o vivieron encerrados porque, si bien no tenemos información oficial, ya fue grabado íntegramente y los capítulos se exhiben semana a semana y no se realizan en vivo y en directo.
Casi no tienen otro contacto externo, salvo los que exige la realización del programa, como filmar en diversos lugares de la geografía española, asistir a los cursos de capacitación que reciben, por lo que todos están sometidos a una enorme presión, ya que ni siquiera pueden compartir con sus seres queridos. De ahí, que casi todos lloraron al leer las cartas que les enviaron. Y Sally no fue la excepción.