Es una de las mejores maneras de conocer todos los secretos de la cocina. Puede uno cerciorarse de que manera preparan lo que vamos a llevar a la boca. Se está tête-à-tête con esa especie de dioses con delantal que son los actuales cocineros. Es como si se estuviera viendo el rodaje de una película que otros después lo verán en el cine. Pero no se trata de ser un convidado de piedra, o solo un testigo privilegiado sino de disfrutar de la Mesa del Chef, allí donde él sienta sus reales. En la cocina.
Es una práctica ya muy conocida en muchos de los grandes restaurantes del mundo. Más conocida por su nombre en inglés Chef’s table. Un rinconcito armado en medio de la cocina para que unos pocos tengan el privilegio. Allí en medio del grito de las comandas, de los platos y bandejas que pasan los platos de las hornallas al salón. Allí en medio de los olores de los ingredientes y de los humores de los cocineros, suele armarse una mesa bien puesta, como las del comedor.
Pero mejor atendida, porque es el chef en persona quién se encarga de la mesa, por poco no pone el bocado en la boca de los comensales. De repente, uno de los mozos reclama el pedido de la mesa 12, el ayudante de cocina dice que “ya va”, el jefe de cocina apura porque quiere ver el plato terminado y el chef lanza una mirada furibunda a todo el equipo, hasta que un “marcha el pedido de la 12”, restaura el normal ajetreo en el ambiente.
Se trata del backstage de ese teatro que actualmente es la gastronomía. Se cambia la comodidad y la tranquilidad del salón comedor por la estresante actividad de la cocina. Pero para una amante de la gastronomía propia y de la ajena, como Ana Elisa Greenwood Herken, todo esto es una experiencia inolvidable; y para sus hijas Lorena y Daniela una experiencia más que divertida.
Esta novedad, en nuestro país, comenzó a ser implementada la semana pasada por el restaurante Mburicao. La Mesa del Chef es una modalidad que se cobra en los restaurantes que se aplican. Y el precio suele ser superior al servicio normal. La idea, sin embargo, es establecer un precio único y servir un menú degustación. En principio será habilitado de lunes a jueves, por medio de reservas.
Javier Rocca, el chef ejecutivo nos explica cuál es el objetivo. “El objetivo es divertirme, yo me divierto con ella y ella se divierte con nosotros, los chicos se divierten”. Claro que después dice que con esto también quieren demostrar que el Mburicao no es un restaurante acartonado como se imagina la gente.
Para Ana, todo fue espectacular. “Conocí la cámara de menos de 25 grados”, “se rompió un molde”, “me siento una privilegiada por ser la primera”, fueron algunas de sus frases. «Desde el restaurante todo parece teatral, pero vemos que en cambio son gente igual que nosotros, cocinan igual que nosotros, escuchan nuestra misma música y como vos ves nadie esta incómodo, escuchamos música, nos sacamos fotos».
Y que te pareció el menú?
– Que se puede decir del menú y en la cocina del Mburicao. Ojalá que se repita esta experiencia.
Allí interviene Javier Rocca. “Esta es la otra parte, la que yo quisiera que todos los restaurante pudieran hacer para desmitificar esta actividad, no todos lo pueden, cuando uno va a un restaurante, paga lo que paga, y tiene la curiosidad de saber qué es lo que se está haciendo, que es lo que nos estamos llevando a la boca. Y ver que no pasa nada raro dentro de una cocina. Es más divertido de lo que parece”.
“No es fácil conseguir eso en una cocina, en una cocina pasan muchas cosas, se pueden ver los defectitos, lograr un grado de excelencia como el nuestro, no es fácil y en el caso de ella, hay olores, ruidos, (hay gritos agrega Ana), no es cómodo como un comedor, hay bromas cuando el personal está más relajado y puede no gustarle, es un desafío para ambas partes, pero es lindo, el resultado de hoy fue genial, yo me divertí como loco”.
“Para mí fue un desafío ser la primera, y ya recibí críticas en contra porque muchos se molestaban y me decían ¿por qué vos?”, intercedía Ana y finalizó con un pedido reiterativo: “Ojalá que se repita”.