Es probable que los dos grandes éxitos y victorias que conquistó nuestro país a nivel internacional haya sido, la reciente obtención del segundo grado de inversión en materia de economía y la nominación del Paraguay como el mejor rally del mundo por la Federación Internacional del Automóvil (FIA). Pero no menos importante y trascendente ha sido la elección del vori vori como el mejor plato del mundo.
Los dos primeros fueron fruto de esfuerzos y acciones combinadas del sector público y del sector privado. Resultado de numerosos estudios, análisis, programas y apoyo financiero que denotan una acción conjunta y metódica encaminada a lograr el fin propuesto. Conjunción de esfuerzo humano e institucional. El vori vori en cambio, solo se bastó con su valor intrínseco. Huérfano de apoyo y de recursos se las arregló él solo para brindarnos la máxima satisfacción gastronómica internacional de toda nuestra historia.
El grado de inversión y la nominación como mejor rally del mundo derivan en una gran promoción para el país. Somos uno de los pocos países de América Latina que ostenta el segundo grado de inversión y nos convertimos en una especie de imán para atraer recursos financieros de otras partes del mundo. Con el tema del rally, el Paraguay recibe una propaganda similar y los ojos del mundo se posan sobre el país, por medio de este deporte que tiene millones de seguidores.
Con el vori vori estamos en la boca de todo el mundo. Mejor plato, por delante de otros como la pizza o incluso del tan mentado ceviche y otros platos emblemáticos. Pero hay una gran diferencia entre el vori vori, el grado de inversión y el rally. La promoción internacional que generó y sigue generando le cuesta 0, cero guaraníes al país. No podemos calcular cuánto costaron los otros. Pero es fácil imaginar.
El grado de inversión y el rally han tenido padrinos poderosos. A la cabeza estuvieron, el presidente de la República y los miembros de su gabinete, las autoridades deportivas, sumados al apoyo institucional de todo el Gobierno. Todo esto concluyó con un rotundo éxito. Se justificó con creces todo lo realizado al respecto. El vori vori en cambio se debatió solito, munido tan solo con sus especiales ingredientes y su sabor incomparable. Nadie apostó un peso a su favor, aunque recibía las menciones correspondientes en las pocas ferias y eventos donde tenía que estar presente la gastronomía paraguaya.
Fue elegido por un grupo de especialistas y aficionados gastronómicos de diversas partes del mundo. No estaba precedido de promociones o de alguna fama. Lo suyo también fue un proceso de años, por dos veces consecutivas, en el 2023 y en el 2024 fue nominado como la mejor sopa del mundo y en el 2025 pasó al rango de mejor plato universal. Para lograr este éxito no tuvo ningún apoyo, público o privado, incluso debemos reconocer que cuando apareció por primera vez a la cabeza del ranking de las mejores sopas del mundo, nos sorprendió el hecho, porque era algo que no estaba en los planes de nadie. Mucho menos que diera, este año, el salto a mejor plato del mundo.
Además, el vori vori tiene la desdicha de no ser profeta en su tierra. En Paraguay, no es siquiera el plato más popular o el más consumido. Su colega el pira caldo incluso le aventaja en la preferencia del público consumidor. No es una receta que abunde en las mesas familiares y en la mesa de los restaurantes. Pero, cualquiera sea el hecho lo importante es que conquistó un sitial privilegiado en el universo gastronómico y da al Paraguay una promoción tan importante como los otros dos logros conseguidos.
Sin embargo, todavía no se le ha rendido en el país, los honores correspondientes. Así como se promociona a Paraguay por su grado de inversión, por los bajos impuestos, por el mejor rally, por su carne vacuna, etc, también debe promocionarse por el hecho de contar con el mejor plato del mundo. Ni siquiera tiene un día en su honor. Paraguay fue uno de los países que mayor crecimiento tuvo en materia de turismo en el 2025 y la gastronomía juega aquí un papel muy importante. Tenemos a un Messi en nuestra cocina tradicional, hace falta un Alfaro para que lo haga jugar al frente de todo el país.
