Está ubicado en 11 de Setiembre y Músicos del Chaco, Fernando de la Mora (¿???¿¿¿¿). Se trata de uno de los locales gastronómicos más exitosos. Todas las noches está casi lleno, los fines de semana se abarrota de clientes y se forman colas en la calle para poder ingresar. Nació en julio y ya habilitó una sucursal en San Bernardino y están a punto de terminar otra en Luque. Es todo un fenómeno que viene a contramarcha de la tan mentada crisis económica.
El Fabriquero se define como una cervecería, un bar donde lo principal es vender cerveza. Está bien metido en la zona sur de Fernando de la Mora. En un punto equidistante de la ruta II, el Acceso Sur y Madame Lynch. Se puede llegar fácilmente desde estas vías, google map mediante. Para nuestra sorpresa (por desconocimiento), está enclavado en una zona de intensa actividad comercial y de incesante ajetreo nocturno.
Ocupa una esquina de lo que sería un lote urbano. Se trata de un local a cielo abierto, a la manera de terraza. Tiene dos plantas. La de arriba se construyó sobre una estructura y piso metálicos. La parte de la planta baja que queda cubierta se utilizó para ubicar la cocina, los baños, y el mostrador de despacho de bebidas, dejando un pequeño sector bajo techo para ubicación de los clientes. Los muebles están hechos de madera y metal con un estilo rústico. Las mesas son todas comunitarias.
A lo largo del frente que tiene sobre ambas las calles, colocaron en el límite del local una especie de barra, tablón o mesa donde los clientes se ubican en taburetes mirando la calle y de espalda al resto, tanto arriba como abajo donde se puede “balconear”, mientras se disfruta comiendo, bebiendo o escuchando la música que siempre está presente (hay números musicales permanentemente).
La cerveza cumple con el principal requisito de estar siempre bien fresca porque se toman la molestia de refrigerar los vasos en cámaras frigoríficas destinadas especialmente para el efecto. La cerveza se sirve a la manera de chop, es decir tirado de canillas y seguramente a la temperatura indicada por el proveedor, de tal manera que lo que llega estúpidamente helado es el vaso, el continente no el contenido. Sirven en recipientes de 330 y 500 ml así como en jarras de 1 y 5 litros. Las marcas son Pilsen, Munich, Patagonia, Stella Artois, Heineken, Estrella de Galicia y Sajonia.
El menú está compuesto por una larga lista de picadas, en sus más diversas combinaciones de carnes y embutidos, a más de sándwiches, pizzas así como los tradicionales choripanes, papas y mandiocas fritas. Nada fuera de lo común. Aparte de cerveza sirven gran variedad de tragos y bebidas espirituosas. El servicio nos pareció muy atento y oportuno, pero la cocina nos desilusionó un poco al tardar en demasía el pedido de un simple choripán que quisieron disculpar con la excusa de que tenían muchos pedidos. No pudimos percibir si esta situación afectó a otros clientes. Además hay que decir que en ese lugar, tomando y mirando alrededor uno casi no tiene tiempo para preocuparse por la hora en que llega la comida.
Los precios son un atractivo muy especial. Son de nivel moderado, hacia abajo. A manera de ejemplo, podemos mencionar que la Picada de la Fábrica (tapa cuadril, colita cuadril, matambrito de cerdo, chorizo con queso, mandioca frita, sopa paraguaya, morcilla, acompañados con salsa picante, mayonesa de ajo y chimichurri) cuesta 170.000 guaraníes en una porción que ofrecen para seis personas y además viene acompañada de cuatro manijas de chop de 330 ml. Es el precio más alto que vimos en el menú. El lugar es popular pero sin llegar a ser populachero. A primera hora (abren a las 18:00) generalmente concurren los aficionados al after office, las personas mayores, familias enteras con hijos pequeños inclusive y acercándonos a la medianoche es un territorio dominado por los jóvenes.
El Fabriquero es propiedad y creación de una Sociedad Anónima familiar a cuya cabeza se encuentra Antonio Palazón Ibieta (83), conocido activista por la democracia y luchador por los derechos humanos. Sufrió el exilio durante la dictadura Stronista. Palazón fue también empresario y dirigente de la UIP. Tenía un programa de radio en Caritas y una revista digital denominada La Rueda, en la que firmaba sus artículos con el seudónimo de El Fabriquero, y de donde su hijo tomó el nombre para la cervecería como un homenaje a su labor. El es el alma mater de la empresa, pero la ejecución está en manos de sus hijos, especialmente Héctor Palazón quien es el que tiene experiencia en el ramo gastronómico y fue quién tuvo la visión de elegir la locación adecuada.
Antonio Palazón es el presidente del Tribunal Etico contra la Impunidad (TECI). Por eso las normas de El Fabriquero van más allá del mero afán de lucro. “No nos quejamos de ganar plata, pero lo que más queremos ganar es prestigio. La honestidad es nuestro principio, que no se recarguen los precios, que el local sea accesible a la mayor cantidad de personas” nos dijo. La cervecería está totalmente a expensas de las inestabilidades climáticas (frío o lluvia) y solucionan el inconveniente recurriendo a toldos portátiles. Se oponen a construir un techo permanente porque defienden el disfrute al aire libre..
Llevan a cabo una práctica que ya no se ven en otros locales. Pedir documentos de identidad para verificar si son o no menores de edad los jóvenes que pretenden entrar y más sorprendente aún fue ver que los guardias del lugar rastreaban a todos lo que entraban con un detector de metales para prevenir posible portación de armas.
El Fabriquero nació en julio del año pasado, en plena temporada de lluvia y frío. No obstante pronto llegó al público, y ahora tiene habilitado un local en San Bernardino y otro está a punto de terminarse en Luque. Hay más en proyecto. Abren de lunes a lunes, pero para concurrir los viernes y sábado aconsejan realizar reservas porque es difícil encontrar espacio. Incluso exigen una seña previa que posteriormente es atribuida al consumo. Para nosotros resultó una grata sorpresa, primero porque confirma que más allá de Asunción existe un gran mercado gastronómico y segundo que las dificultades que atraviesa la economía no son obstáculos cuando la propuesta es buena.