Julián Endara y Rodrigo León se clasificaron anoche para disputar la final del MasterChef Profesionales. Dejaron atrás a Juan Angel Villamayor y Waldi Riveros, en una clasificación atípica, ya que en el primer desafío no se eliminó ni se clasificó ninguno de los candidatos porque no llenaron las expectativas al cocinar platos típicos paraguayos como el popular soyo con tortillas y reviro.
Pero comencemos por el principio. El colombiano Julián Endara aparecía desde un inicio, y en los papeles previos, como el principal candidato a ganar el título de primer MastrerChef Profesional de Paraguay. Por su formación y experiencia, avalados por su trabajo en conocidos restaurantes de la ciudad. Desarrollaba actividades que lo calificaban como chef. Rodrigo León, el participante más joven, no tenía los mismos pergaminos y hasta ahora realiza actividades subalternas en el restaurante donde trabaja. Es decir no es todavía chef.
Sin embargo, desde los inicios Rodrigo demostró que tenía un talento especial para la cocina evidenciada en su enorme creatividad. Fue el participante que más crecimiento demostró a lo largo del programa. Así fue dejando atrás a Walter Ferreira, Carolina Ronquillo, Juan Angel Villamayor y Waldi Riveros, quienes tienen mayor experiencia en los trabajos generales de la cocina: diseñan platos, elaboran menús, dirigieron equipos, aparte de cocinar.
De ahí viene lo de rival menos pensado, respecto a Rodrigo León. Nuestro radar gastronómico no lo tenía registrado como una pieza importante de la cocina nacional. Su figura fue agigantándose con el correr de los programas y ahora puede pasar de un virtual anonimato a un gran estrellato. Tendrá que superar a Endara, que teóricamente está unos escalones más arriba, pero en una final de cocina, puede pasar cualquier cosa. Pueden ocurrir errores impensados e incluso puede actuar la Diosa Fortuna.
Diosa, que en el programa de anoche estuvo de lado del colombiano. En el primer desafío, el mejor se clasificaba para la final y el peor se eliminaba. Los dos restantes disputarían un duelo en el segundo desafío para determinar al segundo finalista. El punto flaco de Endara es la cocina típica paraguaya y sobre ella versó la consigna. Se vio en figurillas e incluso recurrió a la ayuda de sus compañeros. Felizmente para él, el jurado decidió que ninguno de los platos llenó las expectativas y en consecuencia nadie se clasificó, nadie se eliminó y todos compitieron por las dos plazas para las finales, en el segundo desafío.
Decíamos felizmente para Endara, porque la consigna del segundo desafío consistió en cocinar una Mayonesa de Buey de Mar y un Arroz caldoso con Bogavante y Mariscos. Es decir, que a su juego le llamaron. De todos, era el que más habituado estaba a cocinar con semejantes ingredientes, considerando que proviene de un país con amplias costas marítimas. Por lógica consecuencia, su plato fue seleccionado como el mejor de la prueba y fue el primer finalista de la competencia. Y el segundo fue Rodrigo León.
Tanto en el caso del primer desafío como del segundo, resulta muy difícil apreciar desde las pantallas los criterios de selección. Todos los platos parecían bien presentados y casi muy poca diferencias se notaban entre ellos. De las devoluciones de los miembros del jurado, poco o casi nada, se podía inferir acerca de cuáles fueron los defectos y las virtudes de cada uno que determinaron las decisiones del jurado. Casi no hay referencias al sabor. Una mayor amplitud en estas consideraciones ayudarían al televidente a comprender con mayor alcance, el porqué de las calificaciones.
El próximo lunes tendrá lugar la final de la competencia y todavía no se conoce cuál será el premio que recibirá el ganador, al más del trofeo que ya exhibieron en el programa. Tal vez sea una sorpresa. Y la otra incógnita que falta despejar, es si la próxima temporada será nuevamente con cocineros profesionales, aficionados o quizás personas que son famosas.