El domingo a la noche finalizó la quinta edición de la feria gastronómica Paladar, tras cuatro días de actividad y se pudo notar que no tuvo la multitudinaria y rebosante convocatoria de ediciones anteriores, pero en contrapartida creció la calidad de las propuestas gastronómicas presentadas. Todavía sigue siendo un evento social al que la gente asiste más allá del interés en las ofertas culinarias.
Los números dirán luego la verdad acerca de si la cantidad de público fue similar a la anterior (15.000 personas), pero era evidente la merma y eso se pudo notar en todos los días incluso en los de mayor concurrencia (sábado y domingo). Para muchos era una ventaja, ya que se podía recorrer los distintos puestos, sin los apretujones a los que nos tenía acostumbrados, en años anteriores. En los planes previos ya estaba previsto que iban a ver menor cantidad de feriantes participantes y también menos público.
La difícil situación económica que atraviesa el país y en especial la que afecta al sector gastronómico podría explicar esta situación. Pero aun así, la feria fue todo un éxito porque la concurrencia no fue nada despreciable y esta vez la oferta gastronómica tuvo el plus extra de que subió un escalón más en la consideración de la calidad. Como que los participantes le están agarrando el punto a las propuestas culinarias.
La mayoría de los feriantes tratan de presentar platos sencillos, fáciles y rápidos de elaborar. Algunos se dedicaron a preparaciones más elaboradas y entre estos nos impresionó gratamente el puesto de No Me Olvides, donde el chef Fabián Delgado realizó algunas de las propuestas que presentará la nueva carta del restaurante. Sus ravioles de camembert, panceta, salsa de calabaza y nuez, así como la tapa cuadril a la bordalesa, malbec, cherry y pimienta rosa, nos pareció lo más delicioso de todo el evento.
Sin orden de prelación, quedaron por debajo en nuestra predilección el Cerdiche, que Julián Endara de El Hormiguero presentó como un romance del cerdo y el limón (un ceviche de carne de cerdo). Los tacos estuvieron de moda y todos muy ricos, los de Cocina Clandestina y los de Tacos Cachondo (Pakuri) y las arepas de la república del mismo nombre. Nos llamó la atención la emulsión de batata con cubos de lomito de Talleyrand y el asado a la olla con pan de campo de Ofelia.
Las parrillas fueron un caso aparte. Fue el sector más concurrido de la feria y probablemente el de mayor venta. Es que en este país no se puede competir con los cortes de carne para asado aunque se los presenten en forma de sándwich, como el elaborado de costilla chaqueña, con pan trincha, mayonesa casera, cebolla asada y crocante de mandioca, presentado por Pozo Colorado. O el sándwich de estofado de bife ancho que preparó Alma. Mención especial para el chorizo hecho en base a carne de cerdo con, ajo, jengibre y cedrón, que lleva la firma del Chapori para Pozo Colorado.
Si bien estuvimos rodeados de ceviches, tacos y arepas fue significativa la elevada utilización que hicieron las cocinas de productos nacionales, tales, como el maíz, la mandioca, y sobre todo la chastaka que vimos en varias ofertas. En materia de dulces llegamos a probar un gratificante chease cake de mburucuja light hecho a base de tofu preparado por Saori Nishijima de L’essentiel, repostería estilo francés y japonés.
Hay algo en los precios, que no cierra desde el punto de vista del consumidor. Asistir a Paladar cuesta 25.000 guaraníes la entrada (si uno no lo compra anticipadamente), y entre 18.000 y 24.000 las porciones de las ofertas más importantes e interesantes. Si uno quiere hacer una comida en Paladar (almuerzo o cena) debe oblar alrededor de 100.000 guaraníes ya que las porciones son de feria (150 gramos) y esto sin contar con la bebida o el postre. Y aun así, alguien de buen comer no quedará satisfecho.
Si alguno va solo con la intención de degustar las propuestas de la feria, también se encontrará con que deberá gastar esa suma o más, ya que había como mínimo cinco ofertas imperdibles. Haciendo odiosas comparaciones con Food Parks, churrasquerías y eventos similares como la Expo Vino, vemos que la relación entre cantidad, calidad y precio, se inclina a favor de estos últimos. Pero hay que aclarar, que son otros modelos de negocios y que Paladar se ha convertido en uno de los más importantes eventos gastronómicos del país y se constituyó además en una actividad social, a la cual la gente concurre, por más que su interés principal no sea la comida.
Hay que considerar también, lo que expresa Esteban Aguirre, el principal mentor de la feria: «cada ticket de Paladar, más que un ticket es una apuesta por el futuro del sector gastronómico del Paraguay y toda su cadena productiva, desde la huerta hasta la puesta en la mesa». Una mención especial hay que realizar para la organización del evento. Constituye uno de los puntos altos de la feria gastronómica. La limpieza y la seguridad brillan como en pocas actividades de este tipo. La estética y la ambientación del local tampoco queda al azar, ni las actividades paralelas.