El Complejo Veranda está tratando de resurgir con todo. Un grupo inversor brasileño tomó la posta de ese privilegiado lugar y preparó un cóctel que mezcla el juego, la diversión y la gastronomía recurriendo a un moderno casino y a un distinguido restaurante. Están en el mismo edificio. Comparten la misma entrada. Una gran barra y el paisaje del río hacen de recibidores. A la izquierda uno va hacia los dominios del azar a la derecha al territorio del sabor.
Nuestro destino era lo segundo, pero no pudimos vencer la tentación de echar una mirada al reino de la diosa Fortuna. Cientos y cientos de máquinas: tragamonedas, póker, ruletas y Black Jack. Ni un solo crupier. No había mesas con paños verdes impecables. Y mucho menos el crepitar de fichas sobre ellas. Todo muy moderno y tecnológico. Puro pantallas táctiles. No nos animamos a probar suerte. Pero de ahí, nos fuimos al otro extremo. Al otro extremo, del edificio. Allí donde nos esperaban cosas con las que tenemos mayores posibilidades de salir airosos.
De un ambiente moderno y tecnológico, pasamos a una estancia clásica. Equilibrada, sin estridencias. Donde los relajados colores como el cremita y el marrón, nos invitan un poco más a la relajación y al descanso. Entre los materiales utilizados predomina la madera, incluso para el piso se eligió un símil parquet. Todo muy elegante y distinguido. Y como el restaurante se denomina La Musique, el leivmotiv de la decoración tiene que ver con eso. Una gigantesca pantalla de video domina la escena, fotos de artistas internacionales conocidos se intercalan en las paredes. Artículos decorativos que simulan instrumentos y por supuesto una gran consola para el disc jockey, están presentes. Cuando de noche, suben las horas, bajan las luces y el restaurante improvisa una pista de baile.
“Es un concepto nuevo en Asunción, un espacio donde se puede venir a tomar unos tragos, comer, jugar y también bailar”, nos explica Oscar Rodal, un español que es gerente del lugar. El proyecto se completará este año con el Beach Club que piensan armar en el sector de la piscina y la playa. Tienen la idea de organizar allí ocho grandes fiestas al año.
Y si en el casino uno debe apelar al azar para tener éxito, en el restaurante uno va más a lo seguro. Contrataron los servicios de Mariana Mersán, una joven chef que ya tiene una dilatada y aquilatada carrera en nuestro medio. Recordamos su paso en Para Cuando la Vida y últimamente su fulgurante paso por la cocina de Palo Santo, la exitosa cervecería artesanal. Mariana, en su nuevo proyecto, apeló a la cocina de su autoría. Una especie de selección de los platos que mejores recuerdos o éxitos le dieron en su carrera. Elaboró una carta con cuatro entradas, cuatro picadas, cuatro platos de carnes, cuatro de pastas y cuatro postres. Mención especial para las brusquetas con jamón serrano, cebollas caramelizadas, queso brie y huevo poche… pero con un exquisito pan de polenta, como nota distintiva. Y para el pappardelle con salsa de hongos que llevaba unas migas crocantes de panceta, que agregaban al sabor una textura increíble.
Algo totalmente inusual en nuestro ambiente gastronómico, es que La Musique adoptó gran parte del menú de sushi y de tragos de The Brooklyn Hotel, un precursor y especialista en la materia. Y tratándose de un restaurante llamado La Musique adaptaron los nombres de los tragos y los platos asimilándolos a nombres de composiciones famosas de reconocidos músicos internacionales. Así uno puede encontrarse, para tomar, con Like a Virgin (Saque soft, almíbar, jugo de limón y uvas maceradas) o Dark Side of the Moon Negroni (Gin, amaretto, campari y Martini rosso).
Lo mismo por el lado del sushi. Los preparados de rolls están identificados como Led Zepellin (langostino apando en panko, queso crema, salmón flambeado, salsa teriyaki, top de gajo de limón chamuscado), Lenny Kravitz (salmón, queso crema, mango, palta y reducción de murucuyá con semilla) y así sucesivamente con U2, Michael Jackson, Despeche Mode, Prince, Simple Minds y otros. Hay geishas The Police, tiradito Cold Play, nigiris The Chemical Brohters y sashimis.
Nos llamó también la atención, el nivel de los precios. No son elevados comparados con la media de los locales gastronómicos ubicados en el mismo nivel. Y eso incluye tanto a los platos como a las bebidas en general, tragos, cervezas y otras bebidas espirituosas. La carta de vinos es bastante completa, tanto en variedades como procedencias y tampoco se aprecia la generalizada “costumbre” de inflar los precios.
Los responsables del local, son conscientes de que Vivant, el casino y La Musique, el restaurante ubicado en el Veranda, no están precisamente a la vuelta de la esquina. Para ello disponen de un servicio de traslado. “Podemos ir a buscar al cliente y llevarlo de vuelta. Incluso, en caso de cumpleaños podemos encargarnos del traslado de los invitados, tenemos un servicio de van. Es un servicio más que damos a la gente para que pueda venir hasta acá”, señala Oscar Rodal. “Si un grupo de cuatro amigos desea venir y nos llaman, no tenemos problemas en buscarlos”, especifica.
El complejo, casino y restaurante, abre todos los días desde las 12:00 del mediodía y el restaurante atiende hasta las 24:00 horas. Para el servicio gastronómico del casino se habilita después de esa hora, una opción de picadas hasta las 04:00 am. “Tenemos muchas ganas y creemos que este lugar se puede convertir en el mejor Beach Club de Sudamérica. Es un lugar único, solo tenemos que pulir este diamante”, nos dice finalmente Oscar.