La última edición de Amos del Fuego fue un festival de achuras no solo porque asar esos productos fue uno de los desafíos sino porque se abrieron sabrosas opciones poco tradicionales para presentarlos. En la jornada de anoche quedó eliminado del gran concurso televisivo de parrilleros, el representante de concepción, Juan “Pinho” Ferreira, en la prueba de la tapa cuadril de cerdo.
Los trece concursantes que se clasificaron para la cuarta edición de Amos del Fuego fueron agrupados de a do para cocinar en parejas. Así Nicky Stoclk trabajó con Eirk Benítez; Gabriel Franco con Gustavo Barrios; Nicolás López con Juan Ferreira; Diego Picaguá con Sebastián Mendoza; Ariel Báez con Negro Riveros; Alan Fretes con Diego Brítez y Nicolas Casabianca tuvo que trabajar solo.
La consigna consistió en cocinar las tradicionales achuras incluyendo los siguientes cortes: lengua, chinchulín, riñón, corazón e hígado un producto que por lo general no se incluye en nuestras conocidas parrillitas. Las parejas tuvieron dos horas para completar la prueba. Los que integraban las parejas peor puntuadas iban a competir entre sí, para ver quién se iba del programa.
Esas achuras generalmente se cocinan en el fuego, a la par que los cortes vacunos y se los presenta en las parrillitas como un corte más. Casi todos ellos se utilizan individualmente para recetas de cocina, como el guiso de mondongo, el bife de hígado, la lengua a la vinagreta, salvo el caso del batiburrillo. Pero a la hora de formar parte de nuestro conocido asado, van todos mezclados en la parrillita, a veces acompañado de alguna salsa.
En Amos del Fuego, los concursantes se ven exigidos a realizar excelentes cocciones de asado, preparar buenos acompañamientos y a realizar atractivas presentaciones en los platos. Esto obliga a los parrilleros a ser también un poco cocineros y a buscar nuevas técnicas de cocción, a la utilización de ingredientes no habituales y presentar platos, que algunas veces son inéditos.
Esto fue lo que ocurrió con las achurras. Se presentaron platos originales, salsas improvisadas en el momento, diferentes tipos de cocciones y a juzgar por la opinión de los jurados, con resultados excelentes y alentadores. Porque abre nuevas alternativas para estos productos en su relación con la parrilla. La mejor presentación en esta prueba fue de la dupla de Gabriel Franco y Gustavo Barrios, seguidos por Nicky Stockl y Erik Benítez.
La lectura del menú de los platos nos puede dar una idea de lo que decimos. “Chinchulines crocantes al chimichurri, riñones al Malbec y provenzal, lengua grillada a la vinagreta, sopa paraguaya en sartén, mandioca hervida, anticuchos peruanos e hígado grillado con mermelada de cebolla. (Franco-Barros). “Lengua a la parrilla con paté de hígado, chinchulín crocante con chimichurri a la yerba mate, riñón a la parrilla con limoneta, milanesa de hígado con salsa a la mostaza, albóndigas de corazón, mandioca brava a la parrilla” (Stockl-Benítez).
Las parejas de Diego Picaguá y Sebastián Mendoza y la de Alan Fretes y Diego Brítez, también se destacaron en este aspecto. Las duplas de Ariel Báez con Negro Riveros; de Nicolás López y Juan Ferreira y el solitario Nicolás Casabianca, tuvieron que competir cocinando una tapa cuadril de cerdo con arroz quesú para determinar quién se eliminaba del concurso.
Tras el veredicto del jurado quedó eliminado Juan “Pinho” Ferreira, representante de Concepción. Le traicionó su falta de experiencia en la presentación de los platos. Este factor ya le ubicó en la edición anterior entre los últimos clasificados, pero en ambas ediciones en las que participó los miembros del jurado destacaron sus cualidades como parrillero.
Nicolás Casabianca, fue el que cocinó la mejor tapa cuadril, presentó una tapa cuadril laqueada con salsa de naranja, miel, mostaza, ketchup y especias, arroz con queso Paraguay, manteca, vino blanco, ajo, cebolla y reducción de vino. Los miembros del jurado habían advertido que había que tener mucho ojo con la cocción de la tapa cuadril de cerdo, pero fueron un poco indulgentes con Nicolás López y Negro Riveros, cuyas tapas lucían un ligero color rosado, por lo menos así se vieron a través de la pantalla de televisión.