Du Graty y Roque González, en un lugar casi recóndito de Villa Morra, está ubicado el Café de Porfirio, llamado así porque está dedicado a su mentor, Porfirio Bustos, maestro de generaciones de dibujantes y pintores. Quién en el centro cultural que tiene en el lugar habilitó un estar para la espera de sus discípulos y de sus familiares. El lugar que funcionaba algo así como una galería terminó convirtiéndose en una pintoresca cafetería temática que hoy a atrae a un nutrido grupo de clientes.
Poco después del año 2.000, Porfirio Bustos se estableció con su familia en la mencionada zona de Villa Morra donde instaló su Instituto de Enseñanza de Dibujo, el primero de su género que se había creado en el país. Esa entidad fue creciendo y de a poco se convirtió en el Centro Cultural Porfirio Bustos, un sitio que reunía en un solo lugar, la enseñanza, una galería de arte, un local donde vendían todo tipo de implementos para desarrollar pinturas o dibujos. Y una sala de estar.
En la mencionada intersección siempre había un nutrido tráfico y aglomeración de vehículos, algo extraño para el lugar. Es que Porfirio atrae a muchos alumnos y muchos padres concurrían para recoger a sus hijos a la hora de la salida o poco después. Para eso estaba la sala de estar que de a poco se fue convirtiendo en un espacio donde compartían no solo los alumnos sino también los padres o los que venían a recogerlos.
Después de la pandemia, la familia Bustos, Porfirio la involucraba en el negocio, decidió convertir la sala de estar en una cafetería y así nació El Café de Porfirio, y fue el hijo menor, Porfirio Bustos (h) quién se encargó del manejo. Así que podría decirse que el Café de Porfirio, es al cuadrado. Lo mínimo que puede decirse del local es que es muy pintoresco, muy llamativo. Porfirio padre lo define como una cafetería temática. El tema, por supuesto, es su obra pictórica.
Es como una galería de arte, dibujos y pinturas cuelgan de las paredes y los techos. Oleos y acuarelas sobre diversos temas, naturaleza muerta, paisajes, retratos llenan todos los espacios, incluso los de muchas de las mesas habilitadas. Todo parece que están hechos por Porfirio (padre) salvo algunas reproducciones como las que pusieron en el frente del gran salón, donde están puestas a la manera de frescos de la Capilla Sixtina, con motivos del renacimiento italiano.
Del techo cuelgan, más bien están adheridas a ellas, una veintena de retratos de personajes históricos famosos; Charles Chaplin, Einstein, Marilyn Monroe, Bob Marley, Fred Astaire, Fredy Mercury, los Beatles, Salvador Dalí, Luis Alberto de Paraná, El Chapulín Colorado y hasta allí logramos anotar. Y todavía nos faltó ver lo que portaba todo el muro posterior del salón que fue derrumbado porque estaban encarando una ampliación, lo que de por sí habla bastante bien de la aceptación y éxito que tiene el local.
Es una cafetería que sale del molde. No tiene el orden y la simetría de la mayoría de sus colegas. El espacio no fue concebido inicialmente para una cafetería. Sino que fue una galería que se fue adaptando a las nuevas necesidades. Entre los materiales de construcción se observan, vidrios, metales, piedras. Cuando uno ingresa al lugar, lo inunda un intenso colorido, no hay un estilo de ambientación, todo parece un desorden muy ordenado. Los muebles son de diversos orígenes y materiales, madera, tapicería, plásticos.
Pasa algo parecido con la iluminación. Provienen de diversas fuentes, con diferentes intensidades y utilización de apliques y lámparas diversos. Los ambientes están bien iluminados pero la luz reinante no molesta. Todo el conjunto produce, un estado de tranquilidad y relajación porque las obras de arte y todos los elementos utilizados no provocan ninguna emoción agresiva. Un ambiente propicio para leer algunos de los libros que tienen disposición para la lectura de los clientes.
A veces, Porfirio Bustos, baja a la cafetería desde la segunda planta donde tiene su academia de dibujo y pintura, y hace una demostración en vivo para la clientela. De hecho, si los clientes lo piden, pueden recibir, un lápiz y un papel, para que mientras consumen puedan expresarse artísticamente dibujando lo que deseen. Tuvieron que habilitar un mural, que está cada vez más nutrido con las iniciativas que dejan los comensales.
Hablemos ahora del servicio de cafetería. Un pequeño espacio, casi absorbido por la profusión de obras, donde se ve un mostrador, una exhibidora, y la cafetera nos indican que es el lugar donde se hacen los pedidos y los productos. Tienen lo tradicional en materia de café: Espresso, cortado, cappuccino, machiato, bombón, americano, moca, affogato y las versiones Late. Hay también cocido y chocolates.
El menú incluye propuestas dulces y saladas. Entre las primeras llama la atención el Croffle con helado, una combinación de croissant con waffle. Tienen también un croffle a la pizza y siguiendo ya con los salados, no faltan el mbeju tradicional, la chipa argolla y tapioca. Entre dulces y salados tienen algunos combos que combinan variedades de ambos sabores. Para beber hay jugos, agua, gaseosas y algunos tragos. No hicimos un test sino más bien un paneo, un vistazo rápido. Todo lo que probamos nos pareció muy razonable, de calidad y precio.
No podíamos dejar pasar esta nota sin hacer, otro paneo, de Porfirio Bustos, dibujante, pintor, maestro y presentador de televisión. Creó, como decíamos más arriba, el primer Instituto de Enseñanza de Dibujo, en el año…, bueno hace mucho tiempo. Imagínense que lleva más de 50 años enseñando, dibujo y pintura. Tiene alrededor de 78 años de edad, no pudimos confirmarlo ni con su señora. Lo cierto, es que el dice, lo dice en serio, que va a vivir hasta los 120 años. Su formidable condición física hace pensar que podría lograrlo.
En el siglo pasado, en la década del 70, fue el primero en enseñar dibujo en la televisión. Le iba tan bien que los productores le pidieron que haga un programa de más de dos horas. Como dos horas de dibujo y pintura era una exageración, rellenaba los espacios con la actuación de músicos y artistas nacionales e internacionales, los más conocidos, no cualquier verdura. Así se convirtió también en un pionero en la presentación de programas musicales.
En su Centro Cultural, tiene un espacio comercial, donde se venden todos los implementos que se necesitan para iniciarse, en el dibujo y la pintura. Por supuesto también para continuar. Con el detalle de que ahora está tratando de que sean de fabricación propia y limitar la importación. Incluso está produciendo óleos nacionales, ni que decir de caballetes, marcos, monturas y lienzos. Y otras cosas más que seguramente tiene en carpeta. Tiene todavía toda una vida por delante, si es que llega a su objetivo.
Si quieren conocerlo, perdón, si quieren conocer el Café de Porfirio, les dejamos acá el dato. Está ubicado sobre la calle Du Graty casi Roque González, la calle que nace en Mariscal López y sube al costado de los shoppings Villa Morra y Mariscal. Hay que ir unas diez cuadras. Abre de lunes a sábado de 08:00 a 20:00. Hay días que ofrecen brunch y el local puede usarse para eventos. Caben alrededor de 50 personas y ahora que están ampliando seguro que muchos más.