“¡Chipa Barrero! De Juan Ramón Ayala”. Hasta hoy se escucha ese pregón en las calles de Asunción. Juan Ramón falleció el sábado a los 82 años, en la ciudad de Eusebio Ayala. No sabemos si le sobrevivirá su chipa, pero su vida deja una marca indeleble no solo porque es el ejemplo de un humilde trabajador que supo salir adelante sino porque pudo imponer un producto gastronómico con marca propia, cuando nadie lo hacía.
Primero solo era ¡Chipa Barrero! Juan Ramón solía recorrer las calles de Asunción con un canasto lleno de chipa sobre la cabeza. Venía de la ciudad Eusebio Ayala, que en ese entonces se llamaba Barrero Grande, donde ya era tradicional la producción de chipa. Por eso promocionaba su producto como “Chipa Barrero”, habiendo sido el primero en hacerlo, siendo un visionario en eso que hoy se denomina Denominación de Origen.
¡Lo de “! ¡Chipa Barrero! De Juan Ramón Ayala”, ya fue posterior. Ocurrió cuando se hizo de una camioneta a la que agregó un altavoz con el que difundía esa propaganda. Dicho sea de paso, la primera camioneta que tuvo fue un regalo del general Alfredo Stroessner, según cuenta el mismo protagonista en la nota periodística difundida más abajo.
La Chipa Barrero ya era famosa en las calles cuando andaba a pie. En la década del 60, Juan Ramón Ayala iba todos los domingos a los partidos que se jugaban en el Estadio de Sajonia, hoy Defensores del Chaco, y realizaba su venta en las Graderías Lima, que hoy son un sector de preferencias. Comenzaba en los escalones inferiores, recorría toda la fila e iba subiendo.
Los aficionados que estaban en las filas superiores, a veces, temiendo que se agote el producto, hacían sus pedidos desde arriba. Le arrojaban el dinero y el chipero les lanzaba la chipa en una bolsita. La chipa Barrero tenía forma de argolla y Juan Ramón con un cuchillo cortaba en pedazos cuando el pedido era inferior al entero. En pocos minutos terminaba la existencia. Era una tradición ir a la cancha y comer chipa Barrero.
No sabemos hasta cuando siguió con esa práctica. Lo cierto es que progresó mucho y después ya se hizo de una flota de vehículos que llegan hasta hoy hasta la capital y recorren las calles vendiendo chipas. Pero fue el primero que vendió una chipa con marca. Después aparecieron otras, entre las más antiguas recordamos a Chipa Kali, que estaba en el Mercado 4. Hoy ya son varias, entre ellas las más famosas podemos mencionar a María Ana de Eusebio Ayala (Barrero), El Gordo de Coronel Bogado, Feliciana de Fariña y Ña Eustaquia.
Sin quererlo, Juan Ramón Ayala fue el precursor, en nuestro país, de lo que hoy se llama Denominación de Origen, que consiste en un lugar determinado que sirve para designar a un producto originario del mismo y cuya calidad o característica se deben al medio geográfico en el cual se produce. Es un registro o una marca otorgada por el Gobierno con derecho de uso exclusivo.
Muchos chiperos vendían y venden sus productos diciendo que es Chipa Barrero aprovechando la fama de la que se hizo la chipa de Juan Ramón Ayala. Incluso, el llegó a poner una inscripción en los vehículos repartidores diciendo que se trataba del legítimo Chipa Barrero de Juan Ramón Ayala. Hoy la ley ya establece una protección para este tipo de situaciones.
La vida de Juan Ramón Ayala fue insigne no solo porque casi de la nada creó un producto que casi tuvo una aceptación nacional, con un sello propio y distintivo. Su vida fue también un ejemplo de superación que está bien retratada en el video que reproducimos en esta misma página.
(40) Juan Ramon Ayala – YouTube
En este video el protagonista relata su historia de vida, que es todo un ejemplo de superación personal, por lo que recomendamos verlo.