Si no fuera porque está pendiente conocer que efectos tendrá la tercera ola de COVID 19 que parecería está iniciándose en el país, podríamos decir que el año 2021 que acaba marca la recuperación definitiva del sector gastronómico luego de los dos años más fatídicos que se recuerden para esta actividad económica.
El último semestre del año estuvo marcado por una notoria recuperación del sector que se manifestó sobre todo por la vuelta de los clientes a los locales gastronómicos luego de un duro periodo de encierros, limitaciones y protocolos sanitarios. El punto de inflexión para esta recuperación estuvo marcado por la decisión de la Municipalidad de Asunción, de habilitar las veredas y las calles para que los bares y restaurantes puedan colocar sus mesas y sillas.
La población respondió positiva y masivamente a esa iniciativa, cortando en forma definitiva el temor que existía de concurrir a los ambientes cerrados. No todos los bares y restaurantes se vieron beneficiados por la medida municipal, pero a partir de allí se pudo notar que la gente perdió el temor de salir normalmente a la calle y la concurrencia a los locales gastronómicos se volvió habitual hasta terminar casi en una total normalidad.
Hay que aclarar que estos vientos de bonanza de los últimos meses solo vienen a aplacar y restaurar, las grandes pérdidas que afectó a todo el sector gastronómico desde el inicio de la pandemia en marzo del 2020. Estuvieron mucho tiempo cerrados, habilitados parcialmente durante la cuarenta y los que no pudieron aguantar tuvieron que cerrar. Los que sobrevivieron se endeudaron y ahora recién están pagando las deudas.
A causa de que tenemos pendiente eso de la tercera ola de la pandemia, no podemos asegurar que el 2022 marcará un repunte muy importante para el sector gastronómico. Una especie de efecto rebote de la recesión de los dos años anteriores. Existe como una gran fuerza contenida, frenada, que no se anima definitivamente a dar un salto para marcar sin dudas, una fuerte corriente positiva que llevaría al negocio de la comida a niveles todavía más altos que los ya conocidos.
Con la gastronomía, pasa que existe una psicología de negocios muy especial. El repunte que creemos que está en puerta, no solo podría atribuirse a esa inercia que siempre existe en las subas y bajas de cualquier actividad económica. Por razones que todavía no encontramos como explicar definitivamente, la gastronomía tiene una dinámica muy especial. No importa que tan difícil y arriesgado es el negocio, las personas quieren involucrarse en él.
Pasa todo el tiempo, en épocas normales, pero además pasa en tiempo de pandemia. Se desarrollaron y se siguen desarrollando importantes proyectos que muchas veces no responden a una lógica, sino a un inexplicable interés de ser parte de ese apasionante mundo que rodea a la gastronomía. Muchos son atraídos por el prejuicio de que con la comida se gana el doble o el triple, y no deja de ser una ocupación de moda.
Es difícil vaticinar lo que ocurrirá de aquí en adelante con la pandemia. En Europa, actualmente están volviendo a las restricciones de las primeras épocas y en nuestro país comenzaron a dispararse nuevamente los casos. Cobra aquí vigencia, lo que, en marzo del 2020, había expresado Rodolfo Angenscheidt de que “Tierra Colorada se iba a cerrar por dos años”. Por supuesto que no cerró, pero la idea era anunciar que el problema iba a durar dos años, que se cumplen en marzo del año que viene. Calculaba que, en ese lapso, su local iba a recuperar la clientela y el ritmo que tenía antes de la pandemia.
En conclusión, creemos que el año 2022 marcará un periodo favorable para la gastronomía, siempre dependiendo de los efectos que aún podría causar la pandemia. Lo cierto es que el sector está con los motores en marcha acelerando a full, esperando que la normalización sanitaria muestra la luz verde. Nuestro deseo es que el próximo año encuentre a la gastronomía en una etapa de prosperidad. Feliz Año Nuevo.