En el programa de anoche, en MasterChef, se eliminó Walter Ferreira uno de los que eran serios candidatos al título. Tuvo muchas cosas a su favor pero no supo aprovecharlas, en el momento que más necesitaba. Por el otro lado, por fin Juan Angel Villamayor redondeó un plato perfecto, algo que se venía esperando desde el inicio de la temporada y fue algo así como la coronación de una extraordinaria capacidad de trabajo.
Walter no tuvo una de sus mejores noches. Comenzó rengueando desde la primera prueba, en donde los participantes debieron cocinar un plato seleccionado al azar y que fueron los principales desafíos realizados en esta temporada. A Walter le correspondió cocinar sushi y tenía que presentar cuatro variedades. Fue el único al que le tocó un plato de su especialidad. Era un pan comido para él. Sin embargo, no le fue suficiente para subir al balcón y evitar la temible prueba de eliminación.
Hasta allí llegó junto a Rodrigo, Juan Angel y Waldi. Desde arriba siguieron el desenlace Julián Endara y Carolina Ronquillo, quienes fueron los mejores en el primer desafío. En la prueba decisiva a Walter le correspondió la consigna de cocinar algo donde el protagonista principal sean los cítricos. Presentó un chasecake de cítricos con coulis de arándanos y cítricos. Como siempre su plato lucía impecable. Un emplatado de película, prolijo, elegante, vistoso, colorido.
Sin embargo, a la hora de la degustación los miembros del jurado se encontraron con que la consigna no estaba bien cumplida. El protagonismo del cítrico no aparecía en el chasecake en sí mismo sino que estaba en la salsa. Y aun en esta les pareció bastante desabrida. Un error de concepto que no podía compensarse con la presentación. Esto le salvó a Rodrigo que si bien preparó un aceptable lomo relleno acompañó con un ñembo puré rústico de choclo que no se sabía si era polenta, chipa guazú o crema. De esta prueba también se salvaron Waldi quien tuvo que cocinar rape y Juan Angel, conejo.
Y fue precisamente Juan Angel el que hizo el mejor plato. Indudablemente él es, el personaje del programa. Es el más querido por la teleaudiencia según puede verse en las redes sociales. Es el más sencillo, modesto y humilde de los participantes. Usa el guaraní como medio predilecto de comunicación. Y lo que más llama la atención es su extraordinaria capacidad de trabajo. Cuando le piden que haga un plato con carne, el hace un plato de carne en tres texturas cada una de ellas con una salsa y una guarnición diferente, y para acompañar le agrega algún tipo de ensalada. Demasiado quiere impresionar al jurado. Se agrega tareas pese a que se trata de una prueba contra reloj. Y en ese afán lo suyo parece desmesurado, carente de la elegancia de una buena presentación, aunque en el programa anterior ya aplicó eso de que en gastronomía Menos es Más.
Anoche le tocó cocinar conejo e hizo Cuis de conejo relleno con champiñones, puré de batatas, roll de zucchini y palmitos con salsa de naranja y ají. Otra vez se jugó a muerte, pero cuando Colaso probó el plato, dijo a sus compañeros “no saben lo que les espera”. Euge también quedó impresionada y por primera vez dijo de un plato de Juan que se trataba de un “trabajo muy fino y muy delicado”, mientras que Torrijos lo mandó directamente al balcón, sin que tuviera que esperar el veredicto. Había redondeado un plato casi perfecto. Y esto lo convierte en el enemigo número Uno para sus compañeros porque si logra mantener ese nivel con la capacidad de trabajo que tiene es casi imposible que no llegue a la final.
Atentamente observaban desde el balcón Julián Endara y Carolina Ronquilla, los mejores en el primer desafío. El colombiano para su consigna vegana preparó un ceviche de mango y un risotto de zapallo caramelizado, impecable en ambas presentaciones. La peruana tenía que cocinar mandioca e hizo una causa limeña reemplazando la papa por la mandioca y una mandioca rellena de carne picante. Apeló a sus raíces para presentar creativamente dos platos con un ingrediente tan nuestro.
Con Julián, Carolina, Waldi, Juan y Rodrigo, la final y el título de MasterChef Profesionales está abierto para todos. Están en un nivel muy parejo. Rodrigo tal vez es el que tiene más desventajas. Es el más joven y el más inestable emocionalmente. Un error, un mal paso, puede sacarlo del medio. Los otros tienen más capacidad para sobreponerse. Julián y Carolina, son muy sobrios profesionalmente, dominan la técnica, son creativos y muy buenos a la hora de presentación de los platos. Podrían tener dificultades si en algunas de las consignas futuras aparece la comida típica paraguaya. Waldi, es un perro de presa que va afanosamente detrás del título, le pisa los talones a sus compañeros, más bien les muerde haciéndoles ver que al menor traspié está allí para sobrepasarlos. Y de Juan ya hemos dicho todo. En fin, que tarea le espera al jurado y que delicia a los espectadores. Aunque nadie llegue a probar un bocado.