Cumplido el octavo programa de MasterChef Profesionales se puede tener ya un panorama más claro acerca de quiénes son los principales candidatos a quedarse con el título de esta temporada. Allí resalta el nombre del colombiano Julián Endara como el participante con mejores condiciones para lograr el triunfo. Anoche se eliminó Leticia Duarte, siguiendo con la lógica, dejando a salvo a los once competidores, que en los papeles previos, exhibían las mejores condiciones.
Nuestro ranking de candidatos al título está encabezado por el chef colombiano Julián Endara. Ya antes de la competencia era el que mejores pergaminos tenía. Es quién aparece más completo en conocimiento, experiencia y creatividad. Hasta el momento ni siquiera se ha despeinado, alquiló un lugar en el balcón y desde allí sigue el desempeño de sus compañeros. Es el único que todavía no pisó la ronda de eliminación. Por lo tanto, todavía no se lo vio trabajar en las condiciones de presión máxima. Maneja muy bien la combinación de productos e ingredientes y sus platos exhiben una excelente presentación.
Detrás de él, lo ubicamos a Walter Ferreira, quién comenzó dubitativamente pero con el correr del programa ha demostrado tener capacidad de trabajo e improvisación. Realizó varios platos muy sencillos pero que han impresionado al jurado por su sabor, pero también presentó otros donde ha demostrado creatividad conjugando un buen concepto con la atractiva presentación. Tiene una mayor inclinación hacia la cocina oriental que es donde indudablemente se siente más cómodo.
En tercer lugar aparece Waldi Riveros. Es el más experimentado de todos los participantes. No sólo por ser el mayor sino por su extensa trayectoria internacional. Es un gran conocedor de la cocina clásica. Pero flaquea a la hora de aplicar la innovación y creatividad. Sus platos generalmente no se destacan por la presentación. Tiene eso sí, una gran capacidad de trabajo. Es de los que quitan las castañas del fuego. Incluso, cuando todavía estaba su hermano el Negro Riveros, se las arreglaba para “competir por los dos”.
En un segundo nivel se encuentran, sin orden de prelación: Juan Angel Villamayor, Carolina Ronquillo, Regina Cabañas y Rodrigo León. Cualquiera de estos puede saltar al primer escalón. Tuvieron buenas y malas jornadas pero tienen un potencial que puede brillar más alto. Juan Angel, es una verdadera máquina de producción en la cocina. A veces se pasa de revoluciones por eso sus platos son sobrecargados. Si aplica aquello de que “menos es más” puede obtener mejores resultados ya que ha demostrado un extraordinario bagaje gastronómico. Le falta mejorar la presentación de sus platos.
Carolina Ronquillo, siempre se las ingenia para sacar a relucir esa vena de cocina peruana que lleva en la sangre. Así fue que logró sus mejores platos. Pero esto muchas veces no se adapta a las consignas y retos del programa. Tiene mucha mano para la decoración de los platos. Regina Cabañas puso un sello distintivo a todas sus preparaciones: la delicadeza. Desde la formulación, pasando por la elaboración y la presentación. Por eso ha hecho cosas “redondas”. Es una incógnita, saber cómo va a responder en condiciones de presión máxima. Tiene la ventaja de que su fuerte es la repostería, una especialidad donde flaquean muchos de los competidores. En este nivel, también se encuentra Rodrigo León, quién a pesar de su corta edad (25) ya tiene muchos años de recorrido en la gastronomía. Es uno de los más creativos e innovadores. Parece que siempre, necesita dar una vuelta de rosca a todas sus preparaciones pero si no encuentra la fórmula para ello, se desmoraliza. Si logra encontrar el equilibrio (entre tradición y vanguardia?) puede llegar más lejos.
Por último, en el nivel inferior de nuestro ranking se encuentran: Osvaldo Villalba, Sergio Vera, Lizzie Piñanez y Peta Ruger. Aquí, Osvaldo quita una cabeza por encima del resto. Se trata de un profesional con experiencia, amplio conocedor, pero que da la apariencia de ser un gran reproductor de recetas, no un cocinero con estilo propio. Sergio, es el más joven, entre todos los participantes, inexperto aún en la alta cocina pero con innegables condiciones que tienen mucho por mejorar. Lizzie es puro voluntad y pasión. Está tratando de volcar con el máximo de empeño, dedicación y humildad todo lo que está aprendiendo de gastronomía. Por último queda Peta Ruger. El mismo se siente es más débil del grupo. No tiene el mismo conocimiento ni la experiencia de sus demás compañeros. Pero es inteligente, tiene “cancha”, y una capacidad para estar compitiendo con cocineros profesionales sin ser precisamente uno de ellos.