Taj tiene un local imponente pero lo que más nos llamó más la atención fue la música. Sonaba contundente, pero no muy potente. Permitía la conversación. No se trataba de música ambiental pero envolvía todo el interior. La calidad del audio era similar a las de las discotecas pero con mucho menos potencia. Lo que se escuchaba era música electrónica: lounge, deep house, chill, tecno, pop y dance. “Aquí no se puede bailar, pero la gente sale con ganas de hacerlo”, nos aclaró Fernando, gerente del lugar.
La música es en vivo. En el medio del salón principal, sobre una pequeña tarima que hace a manera de escenario, está ubicada una bruta consola, desde donde el dj todas las noches trata de crear el ambiente propicio conforme a un playlist desarrollado en los otros locales que Taj tiene en el Brasil. El Dj residente es Murilo. Y todos los días comienzan con una onda “tranqui” para calentar el ambiente y aumenta los “decibeles” a medida que va entrando la noche. Como ocurre en las discos.
Pero el local no tiene pinta de disco, sino de restaurante y de bar. Mesas y sillas por doquier, para dos, para cuatro, para grupos más grandes, mesas altas con taburetes. Dos barras de tragos. “Es un disco bar, o bar disco, o disco restaurante”, nos decía Fernando. Y en este caso, eso de que el orden de los factores no altera el valor producto, tiene una plena vigencia. Todo contribuye a crear una atmósfera especial, que lo menos que se puede decir del lugar es que es exótico y sofisticado.
Taj es una franquicia brasileña, que tiene varios locales en ese país. Está en Foz de Iguazú, Camboriú, Brasilia y en Curitiba de donde es originario. Fue elegido varias veces como el mejor bar de Brasil por la revista Veja. En Asunción, la marca está operada por el Grupo New Vision dentro del proyecto Plaza Moiety.
El concepto del bar está inspirado en la cultura y la gastronomía indo asiática y en como ese universo se fusiona con las nuevas tendencias musicales y culturales. La arquitectura y la decoración del lugar recurre a elementos de países como India, Indonesia, Japón, Laos, Tailandia y Camboya, representados en muebles, objetos, detalles de la decoración y en la fusión de sabores. Todo con la intención de crear un cóctel de sensaciones, bastante innovador para nuestro medio.
El edificio es una estructura metálica con cerramientos de vidrios a la manera de un cubo gigante. El exterior está cubierto por un de revestimiento que forma una malla de figura geométrica que atenúa la transparencia del vidrio y generando un atractivo juego visual potenciado con las luces que afloran desde adentro y afuera. De todos locales que ya se habilitaron en Plaza Moiety, Taj es hasta el momento el más atractivo. Los bares Taj tienen todos la misma estética, pero el de Asunción en su aspecto exterior es casi una réplica del que hace pocos meses inauguraron en Brasilia, Brasil.
El acceso principal ya nos da un indicio de lo que se puede esperar adentro en materia de ambientación. Una enorme puerta de madera tallada procedente de Indonesia nos abre el paso. Ni bien ingresamos se puede apreciar una gran variedad de objetos entre los que abundan los budas, ghanesas, dragones, mandalas que fueron importados directamente desde el sudeste asiático. La iluminación es muy baja pero no deja de ser cálida. Tiene un gran salón principal y un sector privado bastante amplio, que se utiliza para eventos especiales y por aquellos que quieren acceder a una mayor privacidad o más tranquilidad alejados del envolvente sonido que contagia a todo el ambiente. Tiene capacidad para 120 personas pero esa cantidad se duplicará cuando accedan a utilizar la terraza que les corresponde en la Plaza Moiety. Eso ocurrirá cuando abandonen el modo prueba, en el que se están desenvolviendo.
Uno de los fuertes de Taj consiste en su coctelería, al que denominan Taj Pharmacy. Crearon una barra al estilo de una farmacia de los años 40. Grandes estantes y cajones de madera, frascos y botellas de vidrios de diferentes tamaños y colores. Tubos de ensayos e instrumentos para la preparación artesanal de medicamentos. Una imagen que podríamos comparar con la Farmacia Catedral ubicada en Palma e Independencia Nacional. Para completar el ambiente los bartenders están vestidos con riguroso guardapolvo blanco elaborando los tragos.
Los cócteles que ofrecen están basados en la coctelería clásica pero a los cuales les dan un toque indo-asiático para estar en consonancia con el concepto del local. Utilización especias y técnicas que han ido desarrollando en la casa central de Taj ubicada en Curitiba. Thiago Sánchez y Javier Silva, los anfitriones del Taj Pharmacy son brasileros y han sido entrenados en ese concepto. Por lo general, le dan mucha importancia al ritual de la preparación de los tragos. Los cócteles son terminados en la mesa de los clientes y muchas veces recurren a recipientes especiales y a técnicas de ahumado ayudados por una máquina portátil.
La gastronomía es la que más se inserta en la cultura indo-asiática. El fuerte de la casa lo constituyen los platos que contienen sushi, sashimi, nigiris combinados con sabores de otras regiones del sudeste asiático. Los platos apelan a una presentación con decoración realizada con los mismos alimentos que la componen. Otra opción constituyen los pinchos de carne, vacuna y pollo, acompañados de diversos tipos de salsa que dibujan todo el paisaje gastronómico de aquellas culturas. Y como no podía ser de otra manera se ofrecen los infaltables cortes de carne y hamburguesas que se utilizan como tabla de salvación. Además la idea es ir adaptando parte de la carta a los gustos locales.
En síntesis, Taj propone una de las experiencias más novedosas de la ciudad. Es una mezcla de diosa y pantera que ha sabido lograr un equilibrio entre lo exótico y lo moderno. Curioso es que el lugar está siendo frecuentado por personas que no corresponden al segmento juvenil a pesar de que la música electrónica es el único elemento imprescindible e ineludible del lugar. Abren desde las 19:00 y cierran alrededor de la medianoche. Si bien está destinado a un público de clase media alta, los precios no son inalcanzables.