El sábado y domingo últimos, un total de 7.000 personas concurrieron al Asu Coffee Fest que se realizó en el ex casino del Hotel Ita Enramada, ubicado a los pies del cerro Lambaré. Un récord de asistencia para dicho evento que confirma que el café más que una bebida es una experiencia que emociona.
En realidad, el lugar trata de convertirse en un Centro Cultural propiedad de la Cooperativa Universitaria. El edificio del ex casino es una arquitectura histórica que hoy está valorizada porque desde la nueva Costanera Sur se puede apreciar lo imponente y atractivo que es.

“Nos emociona haber cumplido cada una de las metas que nos propusimos. Llegamos al objetivo de público, superamos la participación de marcas y logramos revalorizar un lugar con tanta historia como Itá Enramada. Asu Coffee Fest crece y se consolida como una plataforma cultural, sensorial y comunitaria”, expresó Laura Doldán, co creadora y directora de comunicación y producción del festival.
La octava edición del Asu Coffee Fest se celebró en un espacio emblemático que ofreció una nueva escenografía para el festival más grande del país dedicado al universo del café. Allí se dieron cita más de 70 marcas nacionales e internacionales, baristas, tostadores, productores, emprendedores, y sobre todo, una comunidad de fanáticos del café y curiosos que colmaron cada rincón del evento.

El ex casino ya fue escenario de otros eventos multitudinarios, pero con la realización del Asu Coffee Fest demostró la ductilidad y variedad de espacios que puede brindar para un encuentro tan variado. Cada rincón del festival ofreció una excusa para detenerse, compartir y descubrir. Las marcas sorprendieron con sus barras de café, bebidas de autor, productos innovadores y espacios inmersivos. El paseo gastronómico, las zonas al aire libre, los rituales de bienestar y los photo points hicieron del festival una experiencia integral y multisensorial.
Al acceder al monumental edificio uno encuentra escaleras a ambos lados en los extremos. Llevaban a un nivel superior, donde en la época del casi, estaban las mesas de las ruletas, del blackjack y las de póker. Allí se dispuso del circuito del café, donde podía encontrarse todo lo referente al café. Mientras se disfrutaba de esta infusión el público podía disfrutar la original estructura edilicia. La luz de la tarde ingresaba a raudales por una inmensa rejilla de cemento que se elevaba hacia la puesta del sol. El elevado techo del lugar lucía todavía impecable su ondulada superficie, toda una novedad para el año 1975, que fue cuando se inauguró.

Cuando uno ingresaba el edificio y en vez de subir por las escaleras, optaba por ingresar al salón que se abría en medio de dichos medios de ascenso, se encontraba con el circuito del chocolate, es decir donde fueron agrupadas todas las marcas referentes al tema. Allí, en aquella época, estaban ubicadas las máquinas tragamonedas, había una pequeña boite y funcionaba un restaurante.
Ese espacio culmina en una amplia terraza donde el restaurante ubicaba algunas mesas para disfrutar de las vistas de lo que en aquel entonces era el río. Uno de los momentos más memorables del festival fue el sunset en ese lugar, donde el café se fusionó con el arte en una puesta de sol única.

El escenario recibió al referente número uno del flamenco en Paraguay, Emilio Paredes Abadie, quien ofreció un espectáculo vibrante junto a Liz Carmen López, la bailaora más reconocida del país. La magia se elevó aún más con la participación especial de la artista española Nerea Soriano y la potencia rítmica del percusionista Leandro Augusto Jiménez en la caja. Con cante, zapateo, palmas y abanicos, regalaron al público un atardecer cargado de emoción, tradición y energía
El programa de contenidos fue uno de los grandes protagonistas. Durante las dos jornadas, las charlas y talleres reunieron a más de 700 participantes, quienes exploraron temas como cafés de origen, coctelería con café, adaptógenos, cultura barista, maridajes y catas sensoriales con expertos de Perú, Colombia, Bolivia, Brasil y Paraguay.
Los espacios del festival estuvieron pensados para todos los públicos: los Coffee Labs ofrecieron talleres participativos y catas guiadas, el Roasting Lab acercó el arte del tueste a los asistentes, el Circuito del Chocolate y las barras de coctelería fueron grandes protagonistas, la Coffee Party, con una selección de DJs locales, marcó el ritmo de ambas jornadas y el Espacio Kids aseguró que las familias también vivieran el evento en plenitud.
Se aprovechó el amplio jardín que rodea al edificio del ex hotel Itá Enramada, allí junto al gran quincho que rodea a la piscina del local, se instalaron varias marcas gastronómicas, así como en los espacios circundantes. todas al aire libre.
“Lo que vivimos este fin de semana fue una auténtica fiesta del café, una comunidad vibrante que crece año tras año. Cerramos esta edición con el corazón lleno y ya soñando con lo que se viene”, concluyó Juan José López, director comercial y cocreador del evento.