Muy grande. El programa está llegando a su fin y sus participantes no han logrado demostrar siquiera que son buenos cocineros aficionados. Anoche quedaron cuatro semifinalistas y de entre ellos saldrá el ganador. Pero ninguno pudo elaborar un plato óptimo en las dos pruebas a que fueron sometidos. El ganador recibirá el título de primer MasterChef Paraguay. Y si este fuera solamente un concurso de cocina, el premio debería quedar vacante.
Si a la mala utilización de la palabra Chef (no todos los cocineros lo son, incluyendo a muchos que son buenos) le agregamos el Master, se está queriendo significar que el MasterChef, es un cocinero superlativo. Eso contrasta radicalmente con la realidad del programa en Paraguay. Fue realmente patético lo que expresaba Euge Aquino terminada la primera prueba de anoche: “Estamos contentos de que lo hayan logrado a medias”. Por lo menos.
Alan, Joseph, Diego, Isabel y María Liz no pudieron presentar un Lomo Wellington decente. Todos se equivocaron y por primera vez en el programa todos pasaron a la prueba de eliminación. No era nada del otro mundo. Un lomo cocido al horno envuelto en una masa de hojaldre. Tuvieron dos horas de tiempo para acometer la tarea, que a todos ellos les pareció “titánica”.
Fracasaron en las cosas más elementales, pero a la vez esenciales, la masa de hojaldre, el sellado de la carne y el punto de cocción. Para nada entraron en consideración criterios tales como la presentación, el sabor o la creatividad. Todo lo que presentaron está muy lejos de un futuro chef, de un master o tan siquiera de un buen cocinero. Por eso, Rodolfo Angenscheidt los llama “amateurs”, a secas, cuando se dirige a ellos.
En la prueba de eliminación, la segunda de anoche, lamentablemente no varió el programa. Nadie pudo hacer un ravioles decente. Una tarea que incluía la pasta, el relleno y la salsa. El mejor plato o el menos peor fue el de Diego, que no tuvo salsa sino unos picaditos de carne como si fuera una Bolognesa sin jugo o seca. Los otros sí tenían salsa, pero aun así, a criterio del jurado, estaban peor que el plato de Diego.
El eliminado fue Alan, quien en los planes previos figuraba como el candidato a dejar las cocinas de MasterChef. Y los que quedaron eran quienes a lo largo del programa demostraron tener mejores condiciones, o mejor dicho los que tenían menos defectos. En otros países, vemos que el programa incluye cursos de formación y capacitación para los participantes. De tal manera, que el nivel inicial que exhiben mejora ostensiblemente en las instancias finales producto de un mayor conocimiento. No sabemos si acá se estila lo mismo. Pero lo que vemos aquí, no es un mejoramiento del nivel del comienzo, sino una decantación, quedaron los menos peores.
Hay que considerar que MasterChef, es un programa de televisión, basado en un reality de cocina, su objetivo no es mejorar el nivel de la gastronomía local, o por lo menos no ha demostrado interés hasta el momento, pero aun así su efecto es positivo. Además, como programa de televisión de entretenimiento cumple sus fines con creces. Obtuvo los más altos niveles de audiencia en su franja horaria y es uno de los programas más vistos de la televisión paraguaya. Esto permite que para el mes de agosto, ya tengamos al aire al segunda temporada, gracias a ese éxito.
Es probable, que si mejoran el mecanismo de selección de los concursantes, mejore el nivel gastronómico del programa. Aunque el sistema de selección es el mismo. En realidad, buscan un perfil de personaje no de buen cocinero. Y los que apuntamos más hacia este lado, tal vez tengamos que esperar las próximas temporadas cuando convoquen a los profesionales para ver una verdadera competencia gastronómica en las cocinas de MasterChef Paraguay.