«A nuestro personal le gusta más atender a los clientes paraguayos. Tienen una cierta educación y desarrollan una mayor empatía. Además ahora adquirieron una gran cultura gastronómica».
El que así opina es Carlos Marrero, uruguayo de 35 años propietario del restaurante El Viejo Marino, de Punta del Este, que entusiasmado por los paraguayos a quienes atendía allá, abrió aquí para atenderlos los días que cierra durante la temporada de verano.
«El paraguayo no protesta, sabe que hay que esperar 20 minutos para la preparación del plato, no hay reclamos. Hubo una vez un apagón aquí y no voló ni una mosca. Esto sucede en Punta del Este y ocurre un alboroto», sigue expresando su entusiasmo.
«Estamos acostumbrados a un público de verano, impaciente, pero el paraguayo no es prepotente. A nuestro personal le resulta más cómodo tratar con clientes paraguayos que con los argentinos», agrega Marrero. El 22 de diciembre El Viejo Marino cerrará sus puertas en Asunción y las reabrirá el 13 de marzo, con una reinauguración.
“Podemos darnos el lujo de cerrar y cuando volvemos a abrir tenemos la misma respuesta de la gente, porque muchos años hemos tenido de formación y de cuidado de nuestros clientes. Cerrar aquí el verano en Asunción para abrir en Punta del Este no nos va a bajar la venta, porque la gente nos va a extrañar”.
El restaurante tiene casi el mismo menú en Paraguay y Uruguay. Una carta dedicada casi por completo a los frutos de mar, a pesar de que Marrero reconoce que el paraguayo es muy carnívoro. Cuenta que aprovecharon una temporada en Punta del Este para hacer una encuesta entre los clientes paraguayos preguntando acerca de sus preferencias y así elaboraron el menú para Asunción.
La respuesta que tuvieron superaron las previsiones a pesar de que los clientes de Punta del Este repiten más que los de acá. “Hemos tenido muchos nuevos clientes, también con igual cultura gastronómica que la que concurre en Punta del Este.
Marrero es de esos a quién gusta estar en el restaurante, que sea atendido por su propio dueño. Tiene un equipo muy aguerrido que día a día estudia el perfil de sus clientes y en base a las observaciones obtenidas realiza modificaciones en la carta. Capacita constantemente al personal y varios de ellos paraguayos irán a Punta de Este para seguir atendiendo a sus clientes. “Para que vean a la misma gente, para que sean constantes”.
¿No les resulta oneroso, cerrar un tiempo y volver a abrir?
Está estudiado, nosotros en Punta del Este, en dos meses, tenemos ventas que equivalen a cinco o seis meses de Asunción; 200 personas por día en enero, 6.000 cubiertos. En Punta del Este, tenemos capacidad para 150 personas sentadas, acá 100 si no llueve”.
“Estamos tan cómodos en Asunción, nos ha gustado tanto la ciudad que amerita el costo de cerrar y año a año vamos a repetir lo mismo. Vamos hacer una reinauguración y empezar de vuelta”.
Marrero está muy impresionado por el auge que adquirió la gastronomía en nuestra ciudad que hasta se atrevió a decir que los circuitos gastronómicos son más importantes que los de Montevideo, Uruguay.